Entre escuela y dios Momo
Es una realidad, los panameños tenemos costumbres negativas que parecen estar incluidas en nuestros genes. La primera de ellas es llegar tarde a toda cita; no importa con quién ni dónde sea. La excusa estará a flor de piel, porque en eso de inventar, somos buenos.
En la misma línea, no se puede perder una fiesta. Donde y cuando suene una latita se forma la fiesta. Si Panamá gana o pierde en cualquier evento..., hay que celebrarlo... Pero más que todo esto, el panameño se identifica y espera con ansias una fiesta en especial: los cuatro días de Carnaval. No le importa el dinero, eso se consigue. No importa el trabajo, la mentalidad es que después se resolverá. Ni siquiera le interesa mucho qué comer, porque unos días de dieta no caen mal.
Lo cierto es que durante esta fiesta pagana muchos olvidan hasta los compromisos y las responsabilidades que tienen. Este año, los Carnavales se celebran una semana después del inicio del año escolar. Los gastos de útiles escolares y uniformes son grandes.
Lo más seguro es que el Gobierno adelante el pago del décimo tercer mes para que los padres de familia puedan hacerles frente a estas responsabilidades.
Es importante que se tome conciencia de que hay que pensar primero en nuestros hijos y luego en la diversión, porque al final de cuentas, los niños y jóvenes representan el futuro de nuestro país. Así que piensa primero que el año escolar se inicia el próximo 24 de febrero.