Fastidiar
Por: Alfonzo Zamora -
Con detenimiento seguimos el curso de algunos acontecimientos que ocurren en el país, cuyo propósito es ganar tiempo para socavar la fortaleza de un sistema, a pesar de que no tienen sentido alguno.
Las revelaciones de los wikileaks en otras latitudes hubieran encendido los ánimos de la población, con consecuencias impredecibles; sin embargo, en Panamá nunca pasa nada.
La realidad es que en Panamá estamos viviendo una guerra política declarada por un bando que insiste en hacer ver una crisis que no existe, ya que todo se avanza sostenido por una economía en constante crecimiento.
Estas acciones tienen como objetivo vulnerar la popularidad del Gobierno, sin darse cuenta de que muchos de sus críticos que acuden a los medios no tienen el prestigio suficiente para los valores que dicen representar. Por su parte, el Gobierno -sin una estrategia para enfrentar este tipo de lucha política- aparenta verse debilitado, por lo que sus adversarios creen que la mejor arma es fastidiar.
La clase política no entiende que lo más importante no es el próximo torneo electoral, sino la democracia, ya que al final se impondrá la sensatez de los pueblos. El país se enfrenta a una situación que llega retrasada dos décadas, en la que los intereses e influencias de los diferentes niveles sociales y económicos han comenzado a perderse.
Es la primera vez en décadas en que se ve un poco de luz en el camino de la justicia, porque ahora se han procesado a los políticos cuyas trasgresiones antes hubieran sido simplemente borradas. No obstante, los procesos judiciales son utilizados por los opositores para llamar a la desestabilización, so pretexto de supuesta persecución.
Lo más importante es que el país puede observar y analizar la conducta de quienes se han disfrazado de demócratas y ahora pretenden imponer sus tácticas de irrespeto derivadas de su pasado dictatorial.