Opinión - 20/10/13 - 08:20 PM

Felicitar

Me llamaron para felicitarme y me molesté. ¿Por qué? Resulta que el día anterior, a las doce y quince minutos, mientras almorzaba... recibí una llamada que me

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Milcíades Ortiz / Catedrático

Me llamaron para felicitarme y me molesté. ¿Por qué? Resulta que el día anterior, a las doce y quince minutos, mientras almorzaba... recibí una llamada que me "agrió" la digestión. Una dama me dijo que estaba moroso en el pago del servicio. "Tenemos que arreglar el pago de septiembre y después lo que hay de octubre", señaló hablando como una carretilla.

En voz alta le dije que si no había pagado a tiempo... ¡era porque no me llegó la cuenta a la casa! Entonces soltó la "bomba", como dirían en los Carnavales de Las Tablas. Indicó que la empresa "comenzó un programa de ahorro de papel y por eso no me enviarían más la cuenta. La habían enviado a mi correo electrónico".

Molesto dije que ellos no podían cambiar su manera de actuar de la noche a la mañana sin mi autorización. Yo estoy de acuerdo con el ahorro de papel, pero durante casi diez años he recibido todos los meses la cuenta y ahora sin mi aprobación cambiaron "las reglas del juego". Esto no le importó "un pepino" a la dama. Si no pagaba septiembre podría sufrir alguna acción en contra.

Al día siguiente pagué la deuda con un recibo viejo. Al mediodía volví a recibir una llamada... ¡para felicitarme porque pagué la deuda! A gritos dije que desde que comencé a trabajar a los dieciocho años pago mis deudas, porque mi padre me enseñó que primero pagara las deudas. "Si no comes, eso lo sabrás tú... pero si no pagas una deuda, varios se enterarán y dañarán tu reputación", sentenció.

En las últimas semanas he recibido llamadas agresivas relacionadas con el pago de deudas, a pesar de que siempre cancelo mis obligaciones. Vienen de "call centers", sitios donde empresas y partidos políticos contratan personas para que llamen a otros por diferentes motivos. No sé cómo saben mi celular, lo que me molesta. A veces interrumpen mi descanso o la comida y hasta mis clases... sin ninguna cortesía.

Comprendo que existen malapagas a los que hay que "corretear". Pero son la minoría. Quienes estamos al día en deudas no merecemos que nos traten como irresponsables. Cancelar deudas es un valor que adorna a los seres humanos. No creo que una empresa o institución puede cambiar su manera de actuar de la noche a la mañana sin ponerse de acuerdo con sus clientes. De joven también me enseñaron que "el cliente siempre tiene la razón"... (¿?).


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