Guaguas en reversa

Por: Yadira Roquebert Periodista -

La guagua va en reversa, dice la letra de la canción de Juan Luis Guerra, y eso es precisamente lo que sucede en mi Panamá, el país de las oportunidades, pero con el servicio de taxi. ¿Será que no existe una autoridad que ponga orden en el sector del transporte? Cada vez se hace evidente su reemplazo por medios que están ganando clientes y preferencias, dado el trato especial que brindan. Con pesar desarrollo este tema, pues conozco a personas que se dedican a este oficio y lo realizan con mucha dedicación y esmero, tanto que han criado a sus hijos, sostienen sus familias, conservan su herramienta en buenas condiciones, cumplen con las disposiciones legales establecidas y hasta les alcanza para pagar sus cuotas del seguro social, con la esperanza de retirarse con una jubilación. Sin embargo, hay conductores que no sienten amor por este empleo, con lo que le hacen daño al colectivo. Recientemente, una investigación periodística mostró la existencia de empresas que se dedican a alquilar taxis, inclusive una muestra al azar dio cuenta de que tres de cinco vehículos no tienen su matrícula legalizada. Además de la existencia de estos autos vinculados con robos, asaltos, violaciones, drogas y muertes. ¿A quién le alquilan estos vehículos? y lo que aún no comprendo es cómo es posible que haya empresas, inclusive extranjeras, que tengan la administración de cupos si este beneficio lo da el Estado y responde a una acción social exclusiva para panameños. Cómo es que esta situación se da, pues pudiera ser que a futuro, una empresa que no sea idónea comercialice con un producto del Estado. Son muchos los elementos de juicio que califican a este sector del transporte como ineficiente, donde existe la mediocridad e inseguridad a la que están expuestos los usuarios; la actitud hacia los pasajeros con el llamado “no voy” le está abriendo oportunidades a la competencia que dice “sí voy”. Y así surgen hechos evidentes que fortalecen la necesidad de legislar a favor del ciudadano y en respaldo de los buenos taxistas; pero impidiéndole el paso a la política que con sus tentáculos intervenga en la distribución de cupos. Hagamos lo necesario para salvar este medio de transporte y que estas guaguas no vayan en reversa.


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