Hábitos decadentes
Quisiera saber a esta hora cuáles son los hábitos recomendados por los psicólogos y el grupo de trabajadoras sociales que laboran en los niveles de la educación media, cuyos propósitos son los de ofrecer al aprendiz, hábitos deseables y consejos persuasivos soportados por una buena formación, acoplados a los objetivos de la educación nacional.
Se intenta crear el hombre respetable, ingenioso y amoroso, plegado a esos fines que motivaron la vida de José Daniel Crespo o de Octavio Méndez Pereira, genios cuyas pupilas se desplegaron por el rostro de la República.
Hoy, esos propósitos volatilizados han sido, yéndose de bruces por el tenebroso precipicio. La indocilidad se ha tornado en objetivos viriles con la ceguedad como dogma diciendo presente en el mundo de los trompicones consecutivos de incorregibles consecuencias inauditas. Rodeado de una tormenta arrasadora de febriles tentaciones obscuras se debate el joven entre los ejemplos frustrantes que vienen disparados de toda una suerte de terribles amenazas muy duras de vencer. Observo con una contemplación religiosa y precavida lo que duerme furtivo entre lo indeciso, es el rayo vertiginoso que cruza fugaz sobre mis ojos el que me tienta haciéndome ver el peligro que progresa en las actitudes que entran en la juventud desarmándolas, donde no hay asomo de ninguna medida precautoria y de recato. Es muy fácil olvidar los factores que nos hacen, convirtiéndolos en sinsabores mal intencionados, donde hay lugares que sobran para el escondite de todas las revanchas. Difícil es hablar de modelos en un país donde prima lo descarriado, construyéndoles andas a la mediocridad en alboroto.