Infiernillo político
Por: Ramón Jiménez Velez -
Bueno, bueno, un pueblo no es una suma abstracta de individuos con participación directa e igual cuota de poder del gobierno y el proceso de toma de decisiones políticas, por lo cual la sociedad es una representación de intereses e ideologías, por ello la autoridad debe ser legitimada.
La estabilidad del poder hace factible su propia existencia; si entra en crisis por contradicciones en la sociedad, entra en crisis su legitimidad, creando un conflicto entre las masas y la estructura política, produciendo anarquía, a menos de surgir otro poder y consecuentemente, otro principio de legitimidad.
La legitimidad es necesaria independientemente de la forma de Estado.
El Estado legítimo es aquel en donde se aceptan los valores y estructuras fundamentales, donde existe la convivencia social.
Por ello, la legitimidad no es un concepto estático sino dinámico, dado que tanto el consenso como la convivencia pueden ser variables.
En el lenguaje político, la legitimidad consiste en que una parte relevante de la población hace un grado de consenso que asegura la obediencia sin necesidad, salvo en casos marginales, de recurrir a la fuerza, por lo cual se transforma la obediencia en adhesión.
Es un sentido de fidelidad a la comunidad política y de lealtad nacional.
Está en juego el régimen, el sistema, el gobierno y el prestigio de quien o quienes ejercen el poder.
Es un reconocimiento de dirimir las pugnas políticas y la lucha por el poder dentro del sistema y el régimen imperante.
El proceso de legitimación no es prioritario solo de fuerzas que sostiene el gobierno, sino también de quienes se oponen, siempre y cuando no pretendan acabar con el sistema y el régimen del Estado.
Se trata de combatir al gobierno, no a las estructuras políticas.
La legalidad y la legitimidad no siempre marchan juntas. Puede hacer leyes ilegítimas que crean privilegios o discriminaciones.
La voluntad popular (conjunto de decisiones por las cuales optan los ciudadanos en elecciones, referendos, etc. o el apoyo de un individuo, grupo o partido) puede rechazar leyes ilegitimando lo actuado conforme a ello.
Un régimen sin sostén de la voluntad popular pierde la legitimidad.
Hay legitimación de origen (electo) o de ejercicio (revoluciones o golpes de Estado que se consolidan).
Para el conflictivo escritor inglés, Samuel Johnson: la vida no puede existir en sociedad, sino a través de concesiones recíprocas.
Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.