La resaca ambiental de fin de año

Antes de que la fecha se aleje más: Feliz Día de la Madre a quienes lean esta columna y a todas las madres a su alrededor.

José Polanco / José Polanco

Antes de que la fecha se aleje más: Feliz Día de la Madre a quienes lean esta columna y a todas las madres a su alrededor.

Recién pasamos la celebración del día dedicado a la madre, y la mayoría se prepara para la celebración de la Navidad y el fin de año. Todo gira en torno a los preparativos de las fiestas y las compras “indispensables” a las que nos han habituado a lo largo de años de sugestión comercial; convirtiendo una celebración religiosa o espiritual en una época de compras. Y ya sabemos el resultado final de estas compras: basura en cantidades inmanejables para cualquier servicio de limpieza y recolección.

Es preocupante que aún no hemos adquirido la convicción de que un poco de trabajo adicional separando los desechos por categorías resolvería muchos de los problemas actuales ocasionados por la gran cantidad de basura que generamos, en especial hacia el fin de año. Pero siempre existe una esperanza en cualquier situación por más grave que parezca: hemos progresado un poco en los últimos años, si bien es cierto que falta muchísimo todavía para siquiera comenzar a disminuir la acumulación de basura.

La tarea debe salir de la esfera de los ambientalistas y algunas escuelas; debe alcanzar a todo el sistema escolar, incluyendo a la educación superior. También deberá incorporar a las oficinas del Estado. El reciclaje y la disposición correcta de los desechos son un asunto ineludible e impostergable si deseamos conjuntar un nivel de vida cómodo con un ambiente agradable y propicio para vivir.

Ya estamos en la senda correcta, y debemos perseverar si realmente esperamos no convertir nuestras ciudades, campos, ríos y playas en enormes depósitos de basura.



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