Mantener

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Parecía una pequeña pirámide egipcia, pero no lo era. En primer lugar no estaba en Egipto, sino en Chame. En segundo no era de piedras y arena, sino… de bancas de hierro y madera. En tercero no era tan alta. Solo pasaba de los dos metros. Yo la miraba muy serio y, como suele ocurrir, no pude dejar de hacer un comentario que causó disgusto. Estaba en un colegio secundario de Chame para dictar una conferencia. Por curiosidad antes de iniciarse el acto recorrí los alrededores del colegio y vi la “pirámide”. Observé que la mayoría de las bancas tenían daños sencillos de arreglar. Les faltaban tornillos para sujetar la plancha de madera donde escribían los alumnos. Pensé que mis palabras servirían de motivación al director del colegio. Le sugerí que hiciera reuniones de padres de familia y alumnos de duodécimo grado, para reparar esas bancas. “Los tornillos cuestan unos centavos y son fáciles de atornillar”, señalé. El director indicó diversas razones para justificar que se botaran costosas bancas que podían arreglarse. Vi en su cara disgusto por mis palabras. No es la primera vez que veo en instituciones oficiales y educativas material eliminado cuando todavía tiene vida útil. Incluso, en la Universidad de Panamá los hay. Alguien me dijo una vez que era más fácil comprar algo nuevo que reparar esos artículos. Por lo visto esa realidad tiene dos aspectos que se deben tener en cuenta. El primero es que los panameños no conocemos la palabra mantenimiento. Aquí se compran artículos por millones de dólares y en el presupuesto no se destina un real para su mantenimiento. Cuando se dañe por el uso, es mejor echarlo a un rincón y comprar otro más caro y moderno. Una vez los periodistas íbamos a una entidad de salud a ver una costosa máquina que no estaba en funcionamiento… No “había partida” para contratar a la persona que tenía que instalarlo. No es noticia recorrer patios de ministerios y entidades del Gobierno y encontrarse con lujosos vehículos llenos de óxido. No se les dio mantenimiento y, cuando se dañaron, fue más fácil arrimarlos en un sitio lejos de los curiosos. Varios de ellos podrían arreglarse y seguir funcionando con poco dinero. Aunque Ud. no lo crea, a veces se bota la máquina para conseguir otra moderna…


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