Opinión - 29/12/13 - 08:15 AM

Manuel E. Amador

Continuamos recordando al maestro Manuel E. Amador. En el artículo del Dr. Diógenes Cedeño Cenci. Hoy es evidente que la experiencia impresionista se integraba en

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José Morales Vásquez / Investigador de Arte


Manuel E. Amador, atraído por nuevas inquietudes, como la música y la elaboración de un idioma universal, dejó de pintar y permaneció en Nueva York hasta 1926, cuando regresó a Panamá.

Continuamos recordando al maestro Manuel E. Amador. En el artículo del Dr. Diógenes Cedeño Cenci.

Hoy es evidente que la experiencia impresionista se integraba en la tradición pictórica, iniciada en el Renacimiento, avanzando en el camino de la exploración óptica de la realidad. Los cuadros de los impresionistas: - paisajes pintados al aire libre, interiores, retratos, bodegones -con la voluntad de despojarlo de los convencionalismos académicos, demostraron que las sensaciones visuales estaban estrechamente ligados a la vibración de la luz; que en la realidad no existe el claro oscuro académico hechos con sombras neutras, sino solo contrastes de colores; que para encontrar un equivalente al brillo de los colores es necesario dividir los tonos sobre las telas. La afinidad de su posición moral (sinceridad, libertad individual e igualdad social, poesía descubierta en los objetos más humildes) reflejaba las mejores aspiraciones humanitarias y sus principios técnicos, que otorgaban a los cuadros, nueva VIBRACION y nueva LUMINOSIDAD, conquistaron rápidamente a Europa.

En torno a 1900, casi toda la pintura occidental era impresionista, por lo que al llegar Manuel E. Amador en 1904, a Europa, como cónsul general en Hamburgo, donde vivió hasta 1908, asimiló los caracteres de la escuela impresionista y los plasmó en valiosísimos cuadros que se encuentran en el país y que debieran presidir con justicia el pabellón de honor, cuando se construya en Panamá el primer Museo de Arte Contemporáneo, o simplemente, la primera Pinacoteca Nacional… que precisamente reclaman las presentes generaciones a las jerarquías oficiales de la cultura.

Manuel E. Amador, vivió gran parte de la pintura norteamericana. En Nueva York pintó algunos de sus mejores cuadros:- paisajes, desnudos, figuras humanas casi todos óleos sobre tabla, la mayor parte fechados entre 1910 – 1914. Tres de esos desnudos se exhiben hoy en esta exposición de pintores de Veraguas.

Pero el cambio de gusto determinado por el impresionismo no se limitó a la pintura, sino que se extendió a la cultura, la música y la literatura. Por eso Manuel E. Amador, atraído por nuevas inquietudes, como la música y la elaboración de un idioma universal, dejó de pintar y permaneció en Nueva York hasta 1926, cuando regreso a Panamá. Y se dedicó con afán a la monumental empresa filológica que se plasmó en la creación del idioma universal, “Fundamentos del Panamane”, obra que por su gran valor filológico, coloca a nuestro país entre las naciones del mundo que han tratado de buscar un idioma, con el que puedan entenderse todos los pueblos; un idioma que sea fácil de hablar y de comprender para la humanidad de todo el mundo en sus relaciones sociales: Estos idiomas propuestos son: El Ido o Ildo de L. Beufront, El Volapuk de Johan M. Schlenyer, El Esperanto de Ludonico Zomenhof, El Panamane de Manuel E. Amador.

Y si bien es cierto que con excepción de El Esperanto, hoy estos idiomas universales casi que se han olvidado, también lo es que el Panamane espera una justa valoración de nuestra Academia Panameña de la Lengua y del Departamento de Idiomas de la Universidad de Panamá.

En las esporádicas exposiciones de arte, que se realizaron en el país a partir de 1935, Manuel E. Amador participó con algunos cuadros pero, casi que no llamaba la atención, tal vez por la novedad de sus pinturas.

En 1940, volvió a pintar, y en el ocaso de su vida donó a la Universidad de Panamá, gran colección de dibujos, grabados y acuarelas, la mayor parte estudios de la figura humana, de un dinamismo sorprendente.

Según Herrerabarría, algunas de sus creaciones se cuentan entre los más felices éxitos de la pintura panameña.

Tres de sus cuadros, pues, se exhiben hoy, gracias a la gentileza de las autoridades universitarias que nos las facilitaron. Y si bien es cierto, que hemos hablado de la pintura de Amador, en esta exposición dedicada al maestro Jorge Luis Olivardía, ello no responde más que a uno de los objetivos de la Universidad de Veraguas: Resaltar las figuras que en una u otra forma han contribuido a formar la idiosincrasia del hombre veragüense.

(Pieza oratoria, pronunciada por el Dr. Diógenes Cedeño Cenci, en el acto inaugural de la Exposición “PINTORES DE VERAGUAS” en homenaje a OLIVARDÍA, en la Biblioteca de la Universidad de Santiago de Veraguas, el 3 de junio de 1975).


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