Mi presente

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En la vida hay que saber tolerar y perdonar, aun cuando estés pasando por la más crítica crisis de tu vida.

Yo aquí, injustamente detenido en un proceso legal fabricado, sin debido proceso, solo por los designios de odio y persecución que parecieran ser órdenes que emanan de un solo hombre, que otrora fue mi amigo inseparable.

Yo lo consideraba un hermano más, lo malo es que él me veía de forma diferente. Craso error mío no darme cuenta, con todo y que algunos familiares me lo decían.

Yo, como soy de pasar la página y perdonar, no vi elementos de discordia, ya que compartíamos y hacíamos “todo” juntos. Me parecía haber encontrado el socio y amigo político que era como mi clon, con el que compartíamos los mismos intereses y fines.

Ahora veo cuán equivocado estaba, pues este, contrario a lo que proyectaba ser, tenía una doble agenda o bien, como debe pensar él, que yo fui quien lo traicionó, ahora, cada uno se justifica eso mismo.

Yo creo que la culpa debe ser compartida, pero lo cierto es que yo sí estoy solito, pagando caro mi desatino, por no haber sabido ver que a mi lado tenía un enemigo, no un amigo. Es tarde para lamentarse y lo único que se puede hacer es sacarle el mayor provecho a esta corta vida.

Es por eso que en este infierno terrenal me he dedicado, con un solo propósito, a ser una mejor persona, un mejor ser humano, sin odio ni rencores, más cercano a Dios y a la forma simple de ver y analizar las cosas.

Debo recomponer toda mi vida al salir, pero ahora tengo que estar ayudando, dándoles consejos a mis compañeros, para que sean hombres de bien.

La vida es muy corta y para mí lo es más, ya que a los 66 años, lo que me suceda no es igual que a otros con 50, 40 o 30 años.

El tiempo que me queda de “mi vida útil” es menor que el de ellos. Es por eso que no entiendo el mal que unos nos desean hacer. Para eso han tenido que violar la ley, la Constitución, el debido proceso, fabricar y amañar expedientes y declaraciones, para darme una pena, sin tener ninguna prueba ni evidencia, de 9 a 21 años.

Seré el más viejo de la cárcel y, quién sabe, uno de los pocos o muchos inocentes, ya que lo mío no tiene fundamento legal. Solo me quieren poner fuera de “combate político”, tal como hicieron robándonos el partido Cambio Democrático, que para inscribir 51 mil personas tuvieron que publicitar y usar mis fotos y legados por doquier para lograr ese cometido, o sea, que aún no estoy muerto.

Aun así, yo me dedicaré a perdonar a todos esos seres humanos que han tratado, hasta ahora, sin éxito aparente, de destruir mi vida personal, familiar, económica y política.

Cierto es que llevo casi un año injustamente detenido, por eso quiero ver ahora, cómo sin prueba alguna, en un juicio público, podrán lograr su cometido, por eso creo que este nunca se hará.

En lo personal, Dios me puso aquí por una razón, por tanto, he llegado a ver un nuevo propósito en mi vida, el de ayudar a los demás, no necesariamente en política, que me tiene bien asqueado, o teniendo puesto público, cosa que veo les mortifica de sobrada manera a algunos, pero sí desde afuera, donde soy más útil y necesario.

Sinceramente, perdono a todos los que injustamente han puesto su granito de arena para detenerme y por ellos rezo a diario. Pronto estaré en mi país, ya que los procesos de extradición no son eternos y son difíciles de ganar, y al final se vencen las instancias de apelación.

Les puedo asegurar que soy inocente de todo lo que se me acusa y lo probaré en audiencia pública que espero tener, si es que me dejan.

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