Museos

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Varios panameños tenemos un cuarto de siglo de señalar que hace falta un Museo de la Dictadura Militar que sufrió este país. Es una lástima que haya pasado tanto tiempo. Se habrán perdido o desaparecido elementos y vestigios de ese periodo que tanto daño le hizo a nuestra patria. Aunque algunos digan lo contrario, no hemos olvidado ni perdonado los asesinatos, desapariciones, torturas, violaciones a derechos humanos que sufrieron bastantes panameños. Comprendo que la falta de una adecuada justicia ha dejado sin castigo las barbaridades que cometieron los uniformados. La existencia del miedo a decir la verdad ha sido un obstáculo para que se haga justicia. La mayoría de los militares abusadores se han quedado callados de los delitos que cometieron. Otros se escudaron en arrepentimientos y hasta se cubrieron con la religión. Somos un país pequeño, donde casi todos nos conocemos y tenemos algún tipo de relación. Esa realidad ha impedido que los que abusaron del poder hayan pagado lo que hicieron. Más de uno que disfrutó de la dictadura, lo ve Ud. ahora incluso ¡hablando de democracia! Eso del himno que hay que cubrir con un velo el pasado, el calvario y la cruz, no significa que deban quedarse sin castigo horrendos crímenes. Todavía hay parientes de desaparecidos que tienen miedo a que sufran represalias, si presionan para que se conozca la verdad. Uno de ellos me confesó que los que desaparecieron a su pariente están sueltos. Si supieran que los acusarán serían capaces de hacerles daño a los familiares para impedirlo. Por eso es necesario que las nuevas generaciones tengan un sitio que les muestre la realidad de la dictadura. Otro obstáculo de hacer el museo ha sido qué tipo debe ser. Se habla de gastar millones en un museo, cuando en verdad no se necesita tanto dinero. Hubiese sido mejor un museo sencillo, que proyectos millonarios que exigen muchos esfuerzos económicos. Como ejemplo señalo museos de Penonomé, el Valle de Antón, David, etc. Su sencillez no impide que sean visitados por panameños y extranjeros. No quiero pensar que la falta de un museo de la dictadura sea un triunfo de los que disfrutaron de ese oscuro periodo de nuestras vidas. Siempre recuerdo la frase del filósofo Santayana: “aquellos pueblos que no conozcan su historia… estarán condenados a repetirla”. ¡Ojalá esto no suceda en Panamá!


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