Narcotráfico

Por: Milciades Ortíz -

Las declaraciones del ministro de seguridad, sobre la incautación de veinte toneladas de droga en los últimos meses en Panamá, ponen en evidencia el poderío económico del narcotráfico con su secuela de muerte y destrucción que golpea a una parte considerable de los habitantes del mundo hoy con énfasis en la juventud.

Calculada en kilogramos, el costo monetario de esa carga mortal de estupefacientes sobrepasa los 800 millones de dólares, cifra que podría igualar al presupuesto de inversiones de cualquier país pobre del planeta; o en otro caso, equivaldría a lo que se necesita para financiar la planilla de cuerpos de policía, tribunales de justicia, o comprar funcionarios corruptos sean de elección popular o nombrados por algún gobierno de la región, donde se cultiva, procesa, se mueve o ingresa el producto criminal.

De ese gran movimiento transfronterizo de droga y dinero se genera en Centro y Norteamérica una escalada de violencia sin precedentes en la historia del subcontinente, donde la guerra entre pandillas y carteles amenaza, incluso con arrasar la gobernabilidad de países de una larga tradición democrática como es Méjico, por ejemplo.

Esa capacidad de movilización y mutación del narcotráfico pone en peligro la paz y la tranquilidad regional, sin que se sepa a ciencia cierta qué final tendrá esta espiral de violencia generalizada.

Al denunciar la posible complicidad de funcionarios de elección popular, en la costa norte de Veraguas, con los narcotraficantes, ¿no habrá avistado el ministro en la distancia la punta de un iceberg de proporciones descomunales?



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