Navidad
Esta medianoche estaremos celebrando la Navidad, una fiesta para estar en familia, amigos y la gente que se aprecia.
El verdadero sentido de la Navidad es recordar la llegada del Hijo de Dios para salvar al mundo del pecado. No es un momento para ahogarse en el licor y hartarse de pavo y jamón.
Más que el tradicional saludo de “feliz Navidad”, lo que cuenta es que en tu corazón exista un claro entendimiento del sacrificio del Niño Dios, que nació hace más de 2,000 años.
Que el feliz Navidad que le dispensas a tu prójimo sea auténtico y no una frase que busca cubrir las apariencias del momento, para volver al día siguiente con el tradicional canibalismo que carcome a la humanidad.
El Niño que vino a salvarnos merece al menos un momento de agradecimiento de la humanidad. Asistan a sus congregaciones religiosas o si prefieres, conversa con Él en solitario. Pide perdón por los pecados que cada día cometes, reza por la salud de tus amigos y enemigos.
Después de ese encuentro espiritual, trata de alejar el odio de tu corazón. Así, cada cual podrá gozar de alguna paz interior. A la juventud le recomendamos control. El conducir autos bajo los efectos del alcohol solo trae desgracias. No estamos pidiendo que se conviertan en santos, pero no debe haber exceso en la diversión. A nuestros lectores y sus familias, nuestro saludo de amistad. ¡Ojalá que Jesús nos convierta en mejores personas, quizá así sabremos que su sacrificio no fue en vano!