No cabe el sectarismo en la Mesa del Diálogo

Por: Mario Arenas Quijano. -

Desde la semana pasada aumentan  las voces que, desde distintos sectores de la sociedad panameña, claman porque se les permita participar en la Mesa del Diálogo, hoy en pausa, que fuera convocada a raíz de las protestas del pasado mes de Julio.

Dirigentes de la Cámara de Comercio, Jubilados, Pensionados, Industriales, CONEP,  ejecutivos de empresa y gremios agropecuarios, entre otros, exigen espacios para decir su palabra. Hasta ahora no han tenido voz, y las decisiones que allí se están adoptando,  les afectará sin duda alguna.

Mucha razón les asiste. Se entiende tanta angustia, preocupación y ansiedad. Si en efecto, van a verse directamente afectados por los cambios que de allí surjan, tiene todo el sentido del mundo que se les permita  aportar, lo cual-además-  le dará mayor legitimidad a la misma mesa.

Hay más. A la preocupación anterior, se sumó en el fin de semana, la radicalización observada en esa misma Mesa de Diálogo donde ahora se exige la  transformación del sistema que rige la vida nacional, llegando a plantearse la nacionalización de empresas y servicios, como el de la electricidad,   hoy  en manos de la empresa privada luego de largas negociaciones de conocimiento público.

Hablar de estatizar compañías,  es grave.  Lo prueban las reacciones de rechazo,  ya observadas  a nivel local e internacional. Hasta dónde recordamos ni la Iglesia Católica, ni el Gobierno Nacional, impulsaron este encuentro para transformar el modelo de país que nos rige. Un cambio de semejante proporción, no puede decidirse en una Mesa tan limitada, y bajo una representatividad ya cuestionada. Tendría que darse antes, una reforma a la Constitución Nacional,  que altere  las actuales reglas del juego, luego de amplias consultas y de un gran debate nacional.

Por supuesto que esos grupos radicales tienen derecho a semejante  aspiración, pero se equivocaron en la ruta para hacerla realidad.  La Mesa actual para el Diálogo, no es el escenario adecuado. Para cambiarlo todo, y sumergir a Panamá en lo que consideramos un socialismo trasnochado,  cuentan con la vía del proceso electoral del 2024, ya a la vuelta de la esquina. Entonces, podrían presentar su proyecto a consideración del pueblo panameño, y democráticamente  el pueblo decidirá  si simpatiza con el mismo, o no.

Mientras tanto, propongo que nos concentremos en la agenda  pactada inicialmente, para buscarle solución a problemas específicos. Pido que no volvamos a alterar la paz nacional. Que le demos paso a la sensatez.  Que busquemos reactivar la golpeada economía. Que preservemos la Democracia  y que  juntos hagamos al país más funcional, enfocándonos en combatir al verdadero enemigo común que no es otro que la pobreza, la inequidad y la pésima educación de nuestros hijos.

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