No se doble ante nada porque usted vale mucho

Hoy quiero decirle que no debe doblegarse por nada. Sí, debe ser firme en las tribulaciones. Todos tenemos tribulaciones... ¿quién no las tiene en la vida? Aprenda

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Hoy quiero decirle que no debe doblegarse por nada. Sí, debe ser firme en las tribulaciones. Todos tenemos tribulaciones... ¿quién no las tiene en la vida? Aprenda de la vida.

La vida ha existido y seguirá existiendo porque Dios la sostiene y hasta que Él quiera, existirá vida en el mundo. Aprenda de ciertos animales que no se doblegan por nada.

Mire al toro en el ruedo, aunque es atacado y recibe pinchazos y banderillas, él sigue adelante. La vida trae problemas, situaciones difíciles, circunstancias dolorosas, tragedias, pero nada debería doblegarlo a usted. Yo quisiera animarlo a seguir viviendo y nunca bajar la cabeza o caer derrotado.

En primer lugar, quisiera hablarle de algo que le puede hacer daño y que puede doblegarlo en algunas circunstancias: el atropello a la dignidad humana. ¿Algunas veces se ha sentido de verdad atropellado y le han faltado al respeto de su dignidad? ¿Verdad que sí? ¿Algún abuso de la autoridad? ¿Alguna explotación? ¿Alguna injusticia? ¿Algún engaño y maltrato verbal, físico o moral? Pues esto sucede muy a menudo en la vida.

Muchos se convierten en verdugos y hay muchas víctimas en el mundo. No sería la primera persona a quien le ocurre eso. Pero, ¿para qué doblegarse?, ¿por qué permitir que ese hachazo corte su alma en pedazos? No. Usted puede ser fuerte y debe serlo. Aprenda de Jesús.

¿Quién más que Él recibió tantos hachazos en la vida? ¿Quién más que Él sufrió tanto? ¡Usted tiene que ser fuerte! Mas para eso debe comprender que usted es digno, que vale mucho, sin importar lo que le haga el mundo; que es una persona que aunque lo exploten o sean injustos con usted, tiene una riqueza interior tan grande de presencia de Dios, de amor a Dios, al prójimo y a usted mismo..., una dignidad tan grande por ser hijo de Dios, que por más que le hagan daño y lo golpeen no podrán tocar la médula, lo interior, lo profundo de usted.

Mientras más ame a aquél que lo ofendió, mientras menos rencor guarde, se mantendrá por dentro intocable, nadie podrá profanar el santuario de su corazón.



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