Opinión - 25/3/14 - 01:26 AM

Nuestra misión

L a llegada de un nuevo cumpleaños es la reafirmación de la perfección de Dios, de todos los cambios que logra en nosotros, que involucra valorar la

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Yadira Roquebert / Yadira Roquebert

L a llegada de un nuevo cumpleaños es la reafirmación de la perfección de Dios, de todos los cambios que logra en nosotros, que involucra valorar la vida, desde los pequeños detalles que en otrora eran insignificantes hasta aquellas sorpresas que jamás imaginas, incluyendo acciones que llevan alegría, esperanza y fortalecen la fe.

Hace un año, mi HBD estuvo cargado de mucha creatividad, pese a que me encontraba internada en el hospital, en espera de una cirugía que corrigiera una malformación congénita y prolongara mi vida. Cómo olvidar la iniciativa de Astrid, que fue acogida por mi familia, todos con sombreros y antifaz, lo disfrutamos; participaron pacientes que al igual que yo esperaban corregir una deficiencia de salud, y la compañía de Jack, el médico que me cuidó en los momentos críticos.

Volver a la vida después de superar dos paros respiratorios y diez días de coma me da la seguridad de que hay una misión que debo cumplir, y hacia ello nos abocamos. Mi frase preferida siempre fue: “Soy un instrumento de Dios en la Tierra”, hoy tengo la certeza de esa afirmación.

Recientemente nos enteramos de un joven que sobrevivió a un accidente que lo dejó sin una de sus extremidades inferiores. Lo visitamos, compartimos, y al despedirnos no era el mismo, dejamos a un ser convencido de la gran oportunidad que Dios le ha dado, y como ejemplo de vida, sabe que tiene una misión que cumplir. Llama la atención el grado de solidaridad que muestran sus vecinos y amistades, propio de las personas de mi Panamá, el país de las oportunidades.

Esta reflexión me lleva a pensar que todos tenemos una misión que agrada a Dios. Los que somos considerados un milagro, con más razón. No podemos ser utilizados para acciones que desagraden a nuestro Creador, aunque nos veamos expuestos a los vaivenes de los hombres. Recordemos que somos paz, armonía y equilibrio, y si hemos vuelto, es con el fin de hacer su voluntad, nuestra existencia tiene un propósito, ojo, no quiere decir que seamos perfectos, en ello radica nuestra permanencia en el mundo terrenal, servirle es nuestra misión de cada día, y evitar caer en la tentación de la debilidad.


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