Nuestra roja es anglosajona
Cuando los gringos gobernaron indirectamente a Panamá desde el Canal, se creó una casta de negros anglosajones que se creyó superior a los negros hispanos y al
Cuando los gringos gobernaron indirectamente a Panamá desde el Canal, se creó una casta de negros anglosajones que se creyó superior a los negros hispanos y al resto de los istmeños, y no era para menos, pues ganaban 2,000 veces más que un machetero, 500 veces más que cualquier asalariado común y gozando de todos los beneficios sociales que iban desde la asistencia médica hasta la facilidad de mercar en los comisariatos zoneítas productos del primer mundo. Los de este lado de la cerca teníamos que contrabandear y conformarnos con uno que otro favor de nuestros remilgados hermanos, que si nos sapeaban, nos mandaban directo a las mazmorras de Gamboa a comer gruesos pedazos de bistec, papas y aburridas habichuelas hervidas todos los días por tres y cuatro meses seguidos.
Tanto a los negros hispanos como al resto de la masa obrera no calificada de Panamá, los gringos y sus empleados antillanos nos decían cariñosamente: Los “buchí”, mote que venía directamente de las palabras en inglés “bull sheet”, que en español equivale a “mierda de vaca”. Estas diferencias no trascendieron en lo absoluto, primero porque al principio y por mucho tiempo los niños de los “yumecas” que significa jamaiquino concurrían a las mismas escuelas públicas y privadas de las ciudades de Panamá y Colón lográndose mágicamente una integración cultural de primera y sin contratiempos, pero así como ellos tuvieron preferencia para los empleos en la zona, sus grupos y asociaciones dejaron sentir un saborcito a discriminación. Yo no sé ustedes, pero yo siento por ejemplo que en la actual batalla futbolera que confrontamos en la Concacaf, como que no se toman en cuenta a los negros hispanos ni a otros “buchí” de mucho más talento, trayectoria y experiencia que algunos inexpertos negritos anglosajones. Por qué no convocan a ”Yuyu” Muñoz, con todas las proteínas del Mocangue de las islas de Las Perlas aún latentes, campeón goleador centroamericano y más joven que el hondureño que le anotó a México. Contéstenme, ¿por qué no se utiliza más a Tejada o al goleador panameño que triunfa en Venezuela? Ahora voy a creerme aquel cuento famoso de los gallotes zoneítas del Cerro Ancón, que dormitaban en el techo del desaparecido gimnasio de El Marañón y que nunca dejaron posarse a oler el pescado podrido a ninguna de las cuatro subespecies de gallotes del Istmo que hablase español. Sigan así y no vamos a ningún Mundial, a pesar que Pelé habla en portugués.