Olimpiada verde

Por: Luis Alberto Sierra -

Los Juegos Olímpicos de Londres apuntan a convertirse en los más verdes en la historia de estas justas.

La intención no es casual, ya que los miembros del Comité Organizador del certamen, que en su versión moderna restableció en 1896 Pierre de Coubertin y que cada cuatro años captura la atención mundial, se propusieron que esta fuera la Olimpiada más verde, en un intento de disipar las dudas iniciales sobre el impacto ambiental de las obras para realizar los Juegos.

Una muestra de este impulso fue la construcción de la sede olímpica en Stratford, al este de Londres, y en una de las zonas más pobres, pero que fue pensada bajo una óptica ecologista.

Dos de los desafíos para el emprendimiento de la villa fueron descontaminar el que fuera uno de los centros industriales más importantes de Europa, lo que incluye el suelo, y emprender un proceso de demolición de viejas estructuras de tal forma que fuera posible reutilizar la mayor parte de los materiales.

La utilización del tren y de barcazas -que navegaron por canales acuíferos- para el traslado de ingredientes para el concreto y de buena parte de losas y puentes, en lugar de grandes camiones contaminantes, fue otro de los propósitos que se marcaron para darle color verde a estas obras.

El trabajo emprendido hace más de tres años incluyó el empleo de materiales ambientalmente sostenibles y, en el Centro Acuático para los Juegos, de unas 30 mil secciones de madera de bajas emisiones de carbono, con un techo de acero y una cubierta de aluminio, del cual la mitad ha sido reciclado.

Solo falta que esta filosofía ambiental la integren de manera más firme los Gobiernos y otras organizaciones, en procura de lograr una verdadera sostenibilidad ambiental, que no se quede más en las intenciones y en el papel, ante la falta de decisión política.



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