Políticos
Por: Redacción -
Desde hace varias semanas, se observa un insulto implacable entre los dirigentes políticos del país. De bando y bando se acusan todos de todo.
Nadie respeta a nadie. Pareciera que la nación no aprendió la lección de los hechos que degeneraron tras la campaña electoral de 1968. Estamos frente a una competencia para ver quién tiene la lengua más viperina y quién insulta más que el otro.
El debate de altura ha desaparecido y los políticos opositores y oficialistas se enfrascan en una discusión que no aporta nada. Cada quien se coloca frente a un inodoro repleto de porquería y prende un ventilador industrial para salpicarlo todo.
Parece que no hay nadie con capacidad para reflexionar sobre lo que está sucediendo y dar una clarinada o hacer un mea culpa.
El gobierno debe dar un paso y llamar a capítulo a todos esos funcionarios cuestionados para que aclaren sus casos y si están inmersos en corrupción, entonces que vayan para su casa y a la Fiscalía. Una revisión de cuentas y propiedades es la forma simple de verificar si alguien está inmerso en corrupción. Si un funcionario no se ha ganado el Gordito, la Lotto o la Extraordinaria y ostenta bienes excesivos a sus ingresos, entonces tiene un esqueleto escondido en el closet.
Los opositores también deben elevar su nivel. Nadie pide que se conviertan en una oposición cariñosa, pero hay niveles de respeto. Para cuestionar no hay que insultar ni tildar de corrupto y narcotraficante a cualquier funcionario, como si fuera un saludo de buenas tardes o buenos días.
Panamá se merece algo mejor que el espectáculo de patio limoso que están brindando nuestros políticos.