Opinión - 21/11/13 - 11:52 PM

Provocar

La joven era fanática de internet. En las redes sociales ponía todo lo que hacía. Se sentía popular, moderna, experta en nuevas tecnologías. Una vez dijo que

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Milcíades Ortiz / Milcíades Ortiz

La joven era fanática de internet. En las redes sociales ponía todo lo que hacía. Se sentía popular, moderna, experta en nuevas tecnologías. Una vez dijo que el fin de semana iría al interior. Allí se la pasó mandando fotos de lo que hacía y hasta de lo que comía. Al llegar a casa… ¡la habían robado! ¿Cómo pudo ocurrir eso? Los ladrones también saben de esas redes…

En Italia, hace muchos años, un experto en leyes sostuvo que “hay delitos inducidos”. Los provocan las mismas víctimas o los facilitan. Sus ideas no fueron aceptadas por todos. Algunos ejemplos eran discutibles. Decía que a veces las mujeres están provocando que las violen. Usar faldas cortas, escotes pronunciados, caminar de manera “sexy”, etc. era llamar a que las atacaran sexualmente.

Cuando alguien por ahorrar tiempo toma “un atajo” que es peligroso. Ejemplo, una dama que en la noche pasa por un parque o sitio desolado. Con el tiempo, en eso de las violaciones surgieron estudios en los que disminuyeron el aspecto sexual del delito. Se descubrió que el violador lo que busca es tener poder ante la mujer y hacerla sufrir. Con esos nuevos estudios se echaba tierra al hecho de que una mujer vestida muy “sexy” causaba estímulos en varones que podían violarlas.

Pero ese planteamiento de hace muchos años sigue vigente en los casos de redes sociales en que se transmiten datos personales por imprudentes. Una dama usó la red para anunciar que en su departamento vendía varios artículos. Entre los posibles compradores llegó un maleante que la robó. Menos mal que no atacó a la dama y su familia. Ahora va a un lugar público a vender cosas.

También se puede emplear la red para “pavonearse” y causar envidia en los demás. Aunque no les sucedan robos ni violaciones, lo que provocará es una tremenda envidia incluso entre sus amistades. Esto no es bueno. No les extrañe que esa persona después no sepa por qué las amistades no quieran reunirse con ella.

Tal vez Ud. no lo crea, hay casos en los que familiares saben de los suyos… viendo las redes sociales. ¿Para qué hablar personalmente o por teléfono?


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