Ratones

Mi excompañero de clases en el Instituto Nacional abrió los ojos y la boca al escuchar mi pedido. Le había solicitado permiso para hablar... ¡de ratones! Pensé

Milcíades Ortíz / Catedrático

Mi excompañero de clases en el Instituto Nacional abrió los ojos y la boca al escuchar mi pedido. Le había solicitado permiso para hablar... ¡de ratones! Pensé que podría enojarse al considerar que no había tomado con seriedad sus reclamos de lo mal que se vive ahora en la ciudad de Panamá.

Le señalé que los tiempos cambian, el país se ha hecho más grande con mayor población. Y no siempre se hicieron las obras para mejorar la ciudad. Indiqué que hace unos 50 años, sociólogos y psicólogos sociales de Estados Unidos hicieron un experimento con ratones sobre lo que estábamos hablando.

¿Cuál fue el experimento? En una jaula pequeña pusieron un ratón de laboratorio (nada de los que hay en San Miguelito). El animal nervioso daba vueltas por el sitio. Luego colocaron una hembra. La conducta del solitario roedor cambió. Ahora se dedicó a cortejar a la ratona que compartía con él esa jaula.

Los investigadores pusieron otro ratón. De inmediato vinieron las luchas "por territorio y hembra". El primer ratón estaba agresivo con la inoportuna visita. Después fueron introduciendo ratones a la jaula. Casi no tenía espacio para moverse. ¿Resultado? Una lucha feroz de "todos contra todos". Murió la mayoría de los ratones. La calma volvió al quedar solo la pareja inicial.

Los científicos concluyeron que el espacio era vital en el comportamiento de los ratones. También la necesidad de compañía (formación de pareja y un "hogar"). Algunos pensarán que este experimento no tiene nada que ver con la conducta de los seres humanos en las ciudades.

Hay que recordar que la ciencia siempre ha experimentado primero con animales antes que con personas. Por eso en la capital una de cada tres personas vive con depresión. Muchos más están en permanente estrés. Se nota en el manejo de autos, el uso del transporte público, los "altos" de semáforos o policías. Además en peleas entre vecinos y familiares. Añada trastornos estomacales, falta de sueño, consumo de drogas, etc.

Mi amigo aceptó que ahora la capital tiene más "ratones" de los que se necesitan para una "buena calidad de vida".



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