Reconciliarse

Por: Roquel Iván Cárdenas Catequista católico -

En la Biblia, Jesús nos dice que antes de dar culto a Dios es más importante reconciliarse con el hermano.

"Entonces, si al momento de presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano. Luego vuelves y presentas tu ofrenda", Mateo 5, 23s.

Jesús nos enseña la importancia de mantenerse en paz con el prójimo. Por lo tanto, cuando ocurriera alguna desavenencia con él, debía buscarse por todos los medios la reconciliación. Dios aprecia tanto la unión fraternal entre los seres humanos que la prefiere al acto más elevado de adoración que era el santo sacrificio. El altar que aquí se refiere es el llamado de los holocaustos que se encontraba en el atrio de los sacerdotes, delante del antiguo santuario. Por supuesto que esta doctrina que Jesucristo nos trata de inculcar tiene también aplicaciones en nuestros días y en nuestros altares. Ya desde los primeros cristianos, los padres de la Iglesia exhortaban a los fieles a que nadie se acercara a la sagrada comunión sin antes no se reconciliaba con su hermano.

Esto nos debe llamar a la reflexión sobre la importancia que Dios le da a nuestra relación con los hermanos. Algunos cometemos el error de ver nuestra relación con Dios de modo únicamente individual. Jesús nos insiste en que no podemos llevar una buena relación con Él, si no procuramos el amor al prójimo. Tienen razón las personas que critican aquellos que vamos a la Iglesia, pero tenemos pésimas relaciones con los demás seres humanos. Por ello, parte del testimonio cristiano es dar frutos de verdadera conversión en el trato con los demás.

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