Revolución francesa

Hoy, 14 de julio se cumple un aniversario más de la gesta revolucionaria francesa que en 1789 defenestró el régimen absolutista reinante, para instaurar renovada búsqueda social al alero de las premisas de Libertad, Fraternidad e Igualdad, que elevarían la condición humana a sitiales de decoro, de dignificación, eliminando favoritismos, cancelando abusos y atropellos, enmarcando la vida colectiva en sólidos parámetros de simetría igualitaria.

Doscientos veinticuatro años nos separan de aquel evento que cambió el decurso histórico y entregó al mundo las ideas liberales que superarían las esclavitudes, cancelarían las servidumbres de la gleba, y harían del ciudadano un ser libre, capaz de escoger sus derroteros y construir en su albedrío la felicidad de la vida material.

Lo sucedido en Francia puede adaptarse de cierta forma a lo ocurrido recientemente en diversos países con las llamadas revoluciones de las redes sociales.

La historia está llena de ejemplos para los gobernantes y gobernados para no repetir acontecimientos que llenen de luto y dolor a los pueblos.

El 14 de julio, el sonoro cántico de La Marsellesa en el cumplimiento de las diplomáticas ofrendas ante el monumento del gallo francés de Las Bóvedas, nos debería servir para reflexionar con sereno ánimo, en torno a las realidades de una sociedad en divorcio de valores de tolerancia, respeto, dignidad, fraternidad, donde el hombre abandona al hermano, olvida al amigo, niega la fe, renuncia a la patria, y rinde gustoso tributo al engaño.