¡Salve, llena eres de gracia!
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con hombre llamado José,
“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con hombre llamado José, de la casa de David, el nombre de la virgen era María”. Esta mujer fue elegida por nuestro Señor para la sagrada misión de ser madre de nuestro salvador. El ángel le dio un saludo especial, indicándole que gozaba de los favores de Dios, pues su vida era sin pecado.
El Señor está contigo es el anuncio de cosas maravillosas que sobrevendrían a María. Contar con Dios a nuestro lado es fortaleza y valentía para afrontar aquello que vendrá en el futuro.
Mujer: gozas de la gracia de nuestro Señor. No temas, Él será tu sostén. ¡Adelante! Deja que la vida florezca. Da un cálido abrazo a tu vientre, arrúllalo, cántale, háblale de las cosas que le vas a enseñar cuando salga a este mundo, de los atardeceres, de la fresca brisa, del olor del jazmín, de la bondad, de la belleza , del amor, de la fe, de lo ansiosa que estás por sentir la calidez de su cuerpo y darle un beso en la frente, en sus pequeñas manos y acariciar sus diminutos pies ¡Bendito es el fruto de tu vientre!
Hoy, como en los tiempos de María, se necesita mucho más que educación para nuestros hijos, consejos, bienes en algunos casos para el futuro. Entreguémonos como hizo María al Creador para que Él sea la fuente inspiradora que nos conduzca a cumplir con el sagrado deber de ser madre.
Que no nos falte el consejo oportuno, el pan para dar a nuestros hijos, el consuelo en momentos de dolor, la fortaleza para cuando se encuentren desanimados y oprimidos. Ayúdanos a ser mejores madres por el poder de tu gracia.