Sociedad automedicada

Un ritmo de vida ajetreado. Quizás la pereza de esperar en la consulta médica. O unos síntomas conocidos que siempre tratamos igual. Estas son algunas de las

Adrián Levy / Periodista

Un ritmo de vida ajetreado. Quizás la pereza de esperar en la consulta médica. O unos síntomas conocidos que siempre tratamos igual. Estas son algunas de las causas de la automedicación, una conducta cada vez más extendida entre la población, con consecuencias nefastas para la salud.

Tres de cada diez españoles consumen dosis diarias de ibuprofeno superiores a las recomendadas para el tratamiento de dolores leves y moderados. De hecho, la ingesta de ibuprofeno tres veces al día en dosis de 600 miligramos aumenta el riesgo cardiovascular hasta en un 78%, según los datos expuestos por Julio Pascual, neurólogo del Hospital Universitario Central de Asturias. Además de complicaciones cardiovasculares, tomar fuertes dosis diarias de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como la aspirina o el mismo ibuprofeno pueden producir severos problemas en la mucosa gástrica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de la mitad de los fármacos se prescriben, dispensan o venden de forma indebida, y que la mitad de los pacientes no los toman de manera correcta.

Uno de los mayores logros del siglo pasado fue el descubrimiento de la penicilina, en 1928. Alexander Fleming dio con ella de manera casual, como suele ocurrir con muchos avances de la humanidad. El cuerpo humano contaría, a partir de entonces, con un nuevo aliado frente a las bacterias.

Hoy los intensos cambios en la vida, el estrés y nuestra sociedad de consumo marcan el ritmo, olvidando aquello que nos aconsejaba Fleming. Hay menos tiempo para el descanso y para escuchar mejor a nuestro propio cuerpo con la ayuda del médico de nuestra confianza.



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