Opinión - 06/8/13 - 12:02 AM

Sociedad automedicada

Un ritmo de vida ajetreado. Quizás la pereza de esperar en la consulta médica. O unos síntomas conocidos que siempre tratamos igual. Estas son algunas de las

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Adrián Levy P. / Periodista

Un ritmo de vida ajetreado. Quizás la pereza de esperar en la consulta médica. O unos síntomas conocidos que siempre tratamos igual. Estas son algunas de las causas de la automedicación, una conducta cada vez más extendida entre la población, con consecuencias nefastas para la salud.

Los médicos alertan de las graves consecuencias del consumo desmedido de los medicamentos. Los expertos señalan que la toma diaria y prolongada de analgésicos puede triplicar el riesgo de un derrame cerebral. No obstante, aclaran que recurrir a este medicamento de forma esporádica no provoca ningún problema.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de la mitad de los fármacos se prescriben, dispensan o venden de forma indebida y que la mitad de los pacientes no los toman de manera correcta.

Pero la automedicación no se queda en antiinflamatorios y analgésicos. Los virus son los principales responsables de catarros y gripes y el automedicado suele, de manera errónea, tratar con antibióticos estas dolencias. Aquí se presenta un doble fallo. El primero es no acudir al médico. El segundo es pensar que un antibiótico resolverá el problema. Este tipo de medicamentos actúa contra bacterias y un virus no lo es. De nada servirá su uso.

Uno de los mayores logros del siglo pasado fue el descubrimiento de la penicilina, en 1928, por Alexander Fleming.

El científico británico nos indicaba usarla “contra los microbios vulnerables a ella, en la dosis indicada y con un tratamiento justo para eliminar la infección; siguiendo estas reglas, todos quedarán satisfechos; de lo contrario, el resultado será decepcionante”.


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