Un precedente para las fiestas patrias

Por: Por: Julio César Caicedo Mendieta Periodista -

El título de este artículo corresponde a la afirmación que dio el profesor Eladio Martínez, director del IPT de El Copé, al concluir el evento patrio del 3 de Noviembre en Piedras Blancas comunidad del corregimiento El Potrero de La Pintada.

Este 3 de noviembre de 2018 en la comunidad de Piedras Blancas de La Pintada, los organizadores del acto cultural patrio supusimos que los discursos del poeta Álvaro Menéndez Franco serían solamente instructivos o alentadores como una mezcla perfecta para el asidero de nuestra identidad nacional que a veces sentimos en grave peligro. Pero no, aquello se convirtió en una conversación muy amena entre el poeta, profesores de historia y pilares de las comunidades cercanas. Muchos participaron con preguntas interesantes como para saber si el historiador sabía y la mayoría se regocijaba frotándose las manos y haciendo gestos afirmativos con sus sombreros de paja que los acomodaban constantemente como señal de gran admiración hacia el poeta.

El acto comenzó después de la fuerte lluvia del mediodía, con unas palabras de condolencia para la familia de don Onil Arrocha, que partía en esos momentos hacia su última morada, curiosamente en un cortejo fúnebre fuera de su corregimiento que se encaminó hacia el cementerio que está a inicios de la cordillera de Ventorrillo, de manera tal que se eliminaron los fuegos artificiales, los tamboritos y nos quedamos solamente con el acto cultural que incluía poesías, danzas guaimíes y los discursos de Álvaro Menéndez Franco, más la “comía” que tenía preparada la juventud y los viejos de la capilla.

Las palabras de bienvenida las dio el abnegado profesor Eladio Martínez, director del IPT de El Copé, que llegó destilando agua desde el sombrero hasta los zapatos, entonces comenzó la conversación patria jamás vista entre un historiador y poeta de la talla de Álvaro Menéndez Franco con profesores y lugareños venidos de varios corregimientos de La Pintada.

Los temas esculcaron la Guerra de los Mil Días con pormenores jamás divulgados en libros, la leyenda idílica de nuestra historia que quizás sea la culpable de hacer creer a nuestras juventudes que los acontecimientos fueron tan sublimes y fáciles para la separación de Panamá de Colombia cuan dulcecitos de guayaba.

Cada vez que el poeta señalaba el espacio acordado continuaban los jóvenes declamando temas alusivos al Mes de la Patria. Todo quedó de maravilla, el público aplaudió al poeta tras cada intervención y lo más curioso es que ninguno se retiró del lugar mientras estuvo Álvaro presente por cuatro horas, solo una señora no pudo ser complacida, pues quería preguntarle a Doña Elisa (la esposa de Álvaro), dónde habían comprado la tela del vestido que lucía el poeta: Blanco del “tingo al tango” y de mucha elegancia. M inutos después del retiro del poeta, varios cantadores de décimas, entre ellos Ludovino González de Toro Bravo dice que viajaron hasta un lugar de Olá, donde los esperaba un guitarrista con media caja de seco, para enfrascarse cantando hasta el amanecer improvisando con los temas que mencionó el bardo.

Gracias a los profesores Mohamet Guillén, Jaime Cruz, Edgardo González, Mayra Vergara y al presidente de la católica, Wilberto Ortega, y al compañero Álvaro Menéndez y su esposa Elisa por venir hasta Piedras Blancas y que sepan que han sido unos de los húespedes más distinguidos que hemos tenido en nuestro humilde hogar, según mi esposa Nereida Shaik de Caicedo. Gracias a Dios por todo.

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