Discurso del Presidente de la República, Ricardo Martinelli
Redacción
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Señoras y señores:
Llego una vez más a esta Honorable Asamblea Nacional para exponer la labor realizada por mi gobierno al concluir el cuarto año de mandato.
Vengo con la satisfacción de ver que nuestra pequeña Panamá es hoy una Nación más pujante, que ha continuado su proceso de desarrollo acelerado y que es hoy, a los ojos del mundo, una tierra de oportunidades, para nosotros, para nuestros hijos y para todos los hombres y mujeres del mundo.
La pequeña gran Panama, si se me permite la expresión, es una Patria más grande, no por la extensión territorial, sino por el progreso de su gente, por el mayor bienestar de su pueblo, que es como se mide la grandeza de las naciones.
Hoy tenemos más bienes, más riqueza mejor distribuida, más posibilidades de realización para quienes antes estaban condenados de antemano a no salir de la pobreza y el atraso, a no transitar el camino del progreso, que solamente estaba reservado a unos pocos.
Por eso, podemos decir que ahora el porvenir es para todos.
Todos estamos conquistando el derecho a construir un futuro promisorio para nosotros y para las futuras generaciones.
Y sinceramente, con una mano en el corazón, les digo que contribuir con esto es el mayor orgullo de un gobernante; sin dudas, es el de quien les habla.
Solo falta un año para que este gobierno termine, pero mirando todo lo realizado y el camino recorrido, sentimos que hemos hecho lo que prometimos: trabajo, dedicación y sacrificio para que un mejor Panamá llegue a todos los panameños.
Ustedes conocen las estadísticas de nuestra Panamá renovada, en franco proceso de cambio. Son números que asombran a nuestros vecinos de la región y a toda la comunidad internacional.
Pero ya veremos esos números y su comportamiento durante los últimos tiempos.
Antes, quiero compartir con ustedes unas reflexiones acerca del momento que vivimos.
La vida de los pueblos y las naciones, como la de los seres humanos, no es algo lineal, no es una curva suavemente ascendente; no es un camino limpio y sin obstáculos.
Muchas veces la historia nos somete a avances y a retrocesos; a flujos y reflujos como los mares que bañan nuestras riberas.
Luego de un largo período de estancamiento, hemos entrado en un nuevo ciclo de ascenso, de gran expansión.
Y cuando las naciones viven estos ciclos, la inteligencia de sus pueblos, y sobre todo la de sus dirigentes, consiste en aprovechar los vientos de cola que nos empujan al progreso.
Consiste en no perder el tren de la Historia.
Son muchos los ejemplos de países que han atravesado por etapas positivas de la economía mundial o nacional y han salido de ellas tal como estaban al comienzo.
Ahora bien, cada ciclo expansivo tiene sus tareas prioritarias.
En éste, que hoy vivimos los panameños, la prioridad es sentar las bases de un crecimiento sostenido pero con un fuerte énfasis en la inclusión social.
Dicho de otro modo: aprovecharemos plenamente este ciclo positivo de nuestra historia sólo si incorporamos a los beneficios del crecimiento a los sectores más populares.
De lo contrario, repetiríamos la frustración tantas veces vista de que un ciclo expansivo sirve para enriquecer a unos pocos y mantener en la pobreza y el atraso a la mayoría.
Y nosotros no queremos eso, y no queremos perder el tren.
Otra condición esencial para el aprovechamiento de este ciclo es, sin dudas, la conjunción de los intereses de todos en un mismo proyecto, que es el de continuar y profundizar el proceso de transformación y cambios en marcha.
Porque seamos francos: estamos creciendo, estamos desarrollándonos entre todos y no sólo algunos a merced de otros.
El Panamá de la transformación es un tren generoso que nos incluye a todos sin excepción: a los grandes como a los medianos y pequeños empresarios del campo y de la ciudad; a los profesionales, a los estudiantes, a los trabajadores, a los investigadores, a los intelectuales, a las personas con capacidades diferentes: a todos sin excepción.
Al finalizar este mandato, habremos honrado la palabra que empeñamos: CAMBIAR EL PAÍS, GOBERNANDO PARA EL PUEBLO.
Esto se impone como una realidad maravillosa, por eso llego ante ustedes con la firme decisión de convocar a todos los panameños a unirnos detrás de los objetivos comunes.
Llego ante ustedes con la convicción de que la unión de todos es un factor esencial en el ciclo que vivimos.
A todas las mujeres del país, a los hombres, a los jóvenes que han comenzado a ver que en Panamá ahora tienen futuro, a todas y todos los convoco a la unidad.
A los hombres y mujeres de empresa, a los y las trabajadoras, a los técnicos y profesionales que producen la riqueza de la Patria, los convoco a la unidad.
A los liderazgos religiosos, a las figuras de la ciencia, la cultura, las artes y el deporte, los convoco a la unidad.
A las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones libres de carácter popular que representan intereses sectoriales y legítimos del pueblo, las convoco a la unidad.
A ustedes, señoras, señores, representantes de las fuerzas políticas mayoritarias de la Nación, los convoco también a la unidad.
Cuando un pueblo está en pleno proceso de realización, el llamado a la unidad nacional, no es una fórmula vacía ni demagógica.
El llamado a la unidad nacional es el reconocimiento de toda una sociedad -a la que creo interpretar fielmente- de que el desafío que enfrentamos nos necesita a todos tomados de la mano, marchando en la misma dirección.
Unidad y unión, son palabras que simbolizan la voluntad política de un pueblo en determinada etapa de su historia, para elevarse por encima de las dificultades y trabas que le habían impedido desarrollarse.
Pero a la vez, la unidad es una construcción, un proceso, una dinámica en la que los sectores que la asumen, imprimen sus sueños y anhelos, sus saberes y sus esfuerzos, así como también su contribución.
Por ello, mi convocatoria a la unidad nacional es el llamado sincero a construir juntos el futuro de Panamá y de su pueblo.
Es el llamado sincero a construir desde hoy los caminos que nos impedirán el retroceso, o sea el retorno al pasado y a una nueva frustración.
Es el llamado sincero a transitar juntos el camino que nos llevaría la realización plena de nuestro destino.
Honorables Diputados:
No se me escapa que el presente político está impregnado fuertemente por el proceso electoral que nos conduce a las elecciones de mayo de 2014.
La contienda preelectoral marca en gran medida la agenda nacional.
Esta coyuntura, entonces, puede constituir una nueva oportunidad para generar un debate noble e inteligente acerca de los grandes desafíos que Panamá tiene por delante.
O bien puede convertirse en un infructuoso campo de enfrentamientos entre candidatos y corrientes políticas, en el que se frustren una vez más las expectativas que alberga el corazón del pueblo panameño.
En razón de ello, quiero expresarles hoy, de la manera más enfática, que como Presidente de la República contribuiré con todo lo que esté a mi alcance a hacer de esta oportunidad una realidad.
Por eso, me comprometo a impulsar un debate sano, franco y honesto sobre el curso actual y futuro de la Nación.
Facilitaré desde el gobierno la información y los medios legítimos con que contamos, para el mejor desempeño de los candidatos en la contienda electoral.
Tenemos un legado para compartir con todos ustedes. Obras y avances que el mundo reconoce y de los cuales debemos sentirnos orgullosos, porque han sido el trabajo y el esfuerzo duro de todos los panameños.
Hace unos días Panamá recibió un reconocimiento internacional por los resultados obtenidos en su lucha contra la pobreza.
Personalmente, recibí el galardón de manos del Director General de la FAO, José Graziano da Silva, en nombre del gobierno.
Ustedes bien saben que ese premio es el fruto de un trabajo sistemático en el área social, de haber sacado la política de los programas sociales, así como del proceso de crecimiento sostenido que vivimos.
Programas como 100 a los 70 que pronto será 120 a los 70, La Red de Oportunidades, Muévete por Panamá y otros, han sido claves para que ganemos cada vez más terreno en la lucha contra la pobreza.
Por eso, el Ángel Guardián, gracias a esta noble Asamblea, es hoy una ley de la República, que dará una ayuda de 80 Balboas mensuales cada 2 meses, a las personas con discapacidad severa.
Este mes empezarán los pagos del Ángel Guardián que beneficiarán a unas 55 mil personas con discapacidad severa.
Cuando dos órganos del Estado se unen para trabajar por los más necesitados, ese llamado a la Unidad Nacional que hoy les hago, va tomando forma.
La pobreza ya no se considera tan sólo como el resultado del costo de la canasta básica.
Hoy cuenta también la calidad de vida que alcanzan las familias más vulnerables.
De esa manera, la labor en infraestructura social, educación, salud, empleo, ingresos, así como el acceso a servicios básicos como luz, agua y saneamiento son índices que debemos tener en cuenta para medir los resultados de la lucha contra la pobreza.
Y en esos indicadores Panamá ha crecido fuertemente y por ello ha sido reconocida como uno de los 19 países que más ha avanzado en el mundo en la reducción de la pobreza.
Es verdad, durante cuatro años hemos podido reducir la pobreza, el hambre y la desnutrición, así como también el trabajo infantil, en porcentajes significativos.
Durante cuatro años hemos brindado servicios y ayudas para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.
Sabemos que queda mucho por hacer y que no nos podemos cruzar de brazos.
Debemos seguir invirtiendo en los que menos tienen; debemos seguir trabajando para poder incluir a quienes aún están marginados de los frutos benéficos de la transformación en marcha.
Aunque hemos batido récords históricos de crecimiento y nuestras políticas son reconocidas por organismos internacionales, no debemos detenernos hasta que el último de los panameños tenga un empleo decente, un salario digno, una vivienda digna, educación y salud de calidad y acceso a los bienes de la ciencia, la cultura y el deporte.
Invertimos significativamente en educación, en salud pública, vivienda y en subsidios para aliviar los gastos de las familias menos favorecidas.
Trabajamos sin pausa para generar una mejor calidad de vida para todos los panameños, por eso invertimos en corredores y carreteras, en el trasporte público, en tecnología y en seguridad, en escuelas, en hospitales, en protección civil.
Señoras, señores:
La Oficina de la Primera Dama ha continuado creando programas sociales de alto impacto en materia de inclusión y asistencia a sectores vulnerables.
Entre estos programas se encuentran aquellos destinados a la atención de personas que tienen capacidades y necesidades especiales.
El centro Ann Sullivan brinda atención especializada a niños y jóvenes diagnosticados con la problemática autista y síndrome de Down.
Al mismo tiempo, el Programa Desarrollo Infantil Temprano se ocupa de concientizar a la población, acerca de la importancia de la educación y la salud, en los primeros seis años de vida.
Cuenta con albergues materno-infantiles, centros familiares y comunitarios, jardines de infantes, ludotecas y 47 centros de estimulación temprana.
La oficina de la Primera Dama coordina, también, el programa Huertos Escolares, Familiares y Comunitarios, para mejorar las condiciones nutricionales de 37 mil personas.
En cuanto a la política de género, diversas iniciativas que hemos puesto en marcha atienden necesidades y demandas históricas de la mujer panameña.
La Primera Dama lleva adelante el Programa Contigo Mujer Rural, destinado a las mujeres rurales para que se conviertan en gestoras de su propio bienestar y de su autonomía económica. Consiste en la entrega de microcréditos, e insumos para insertarlas en el circuito laboral y mejorar la calidad de vida.
El Programa Sonrisa Mujer, realizado junto con la Facultad de Odontología de la Universidad de Panamá, brinda servicios de salud bucal y prótesis dentales para mujeres de escasos recursos.
Y el Programa Amor sobre Ruedas es un servicio ambulatorio que realiza estudios ginecológicos y obstétricos, esencialmente.
En la clínica móvil ya se realizaron 15 mil exámenes.
Agradezco a la Primera Dama su dedicación, humildad y preocupación por los más necesitados.
Todos los días recibo mensajes de agradecimiento por su hermosa labor.
Gracias, Marta.
Si no transformamos la educación pública, no estaremos en condiciones de acompañar y fortalecer el proceso de crecimiento que vivimos.
Para ello, nos hemos enfocado en dos objetivos básicos que han guiado y guían la labor de este gobierno: el primero es garantizar una educación incluyente; es decir, el ingreso y la permanencia de las grandes mayorías en el sistema educativo. Y el segundo, elevar la calidad de la enseñanza en todos sus niveles.
Entonces, para ayudar a las familias de menores recursos, de manera que mantengan a sus hijos e hijas en la escuela, se creó el programa de Alimentación Escolar Nutriescuela.
Con éste, reciben un almuerzo caliente 650 mil estudiantes de escuelas públicas de los niveles
preescolar, primaria y premedia. Y además reforzamos la alimentación de los niños y niñas de escuelas primarias con el Programa de Merienda Escolar.
También comenzamos a introducir cambios en el currículum de nivel medio y capacitamos a todos los docentes en el uso pedagógico de tecnología, para elevar la calidad de la enseñanza.
Hemos entregado 180,000 laptops para los estudiantes de nivel medio y colocamos wifi para que puedan conectarse gratuitamente a internet.
Quiero señalar que Panamá se está convirtiendo en la vanguardia de toda la región en lo relativo al acceso popular a las nuevas tecnologías.
Además, para incluir a los estudiantes en situación de vulnerabilidad social entregamos la Beca Universal y mochilas con útiles escolares.
Y estas asignaciones alcanzan a una población de 800 mil estudiantes.
Los resultados de esta nueva política educativa inclusiva ya están dando los resultados esperados.
La matrícula en educación básica ha crecido un 19%, y la de educación inicial y superior también mostraron un alza cercana al 12%.
Pero el resultado más alentador es el que nos brindan las estadísticas que llevan los organismos internacionales. Según las mismas, Panamá tiene una matrícula del 99% en el nivel primario y es la tasa más alta de América Latina.
El IFARHU y SENACYT brindan becas de estudio y préstamos a estudiantes universitarios a tasas accesibles, porque queremos incluir a más jóvenes en la formación universitaria.
El futuro de Panamá necesita más técnicos y profesionales capaces y sólidamente formados.
Por estos resultados alentadores, quiero agradecer a todos los maestros y profesores. Independientemente de las diferencias que han tenido con el gobierno, su aporte a la transformación curricular, ES EJEMPLAR.
Así se construye un mejor país y es por eso que los convoco a enriquecer el dialogo por la unidad nacional.
De la misma manera que lo hicimos con la educación, nos propusimos a garantizar el derecho a la salud y asegurar el acceso a los servicios médicos a cada vez más panameños.
En estos cuatro años hemos invertido 2,684 millones de Balboas, lo que constituye una cifra histórica para el país y 4 veces más que lo ejecutado por gobiernos anteriores.
Esta transformación empezó con la construcción de cinco hospitales y 20 MINSA-CAPSI a nivel nacional, destinados a brindar servicios de salud más allá de los ahora ofrecidos en los centros de salud existentes.
El primero de ellos ya fue inaugurado en Las Garzas de Pacora.
La Caja del Seguro Social también está haciendo grandes aportes a la salud de nuestro país, pero nuestro mayor legado a la salud de los panameños, será el MEGA PROYECTO CIUDAD HOSPITALARIA con una inversión de más de 500 millones de Balboas.
Cuando todos estos proyectos y los que no he mencionado por razones de tiempo, estén terminados y operando a su máxima capacidad, habremos cambiado la historia y la salud de todos los panameños.
La brecha en la calidad de la salud entre ricos y pobres por temas de infraestructura y tecnología se habrá cerrado para siempre y todos los panameños tendrán acceso a una excelente salud pública, en cualquier parte del territorio nacional.
Para que estos hospitales puedan funcionar a plena capacidad y dar la atención médica que los panameños se merecen, y para los cuales fueron concebidos, necesitamos contar con los profesionales y especialistas que puedan atender a los pacientes.
No tenemos suficientes especialistas panameños para estos hospitales. Dentro del llamado a la Unidad que hago hoy, pido a los gremios y organizaciones de la salud, que juntos encontremos la solución para dotar de especialistas calificados a estos hospitales, mientras formamos nuestros propios profesionales.
Ante el juramento hipocrático que ustedes profesan y la responsabilidad que el Estado tiene de servir al pueblo, estoy seguro que encontraremos la manera de dotar de especialistas a estos hospitales, que tanta falta hacen.
Esto se hace en Unidad Nacional.
La dotación de agua potable contribuye también a la salud pública, por eso estamos mejorando la capacidad del servicio de agua potable y el sistema de alcantarillado en la Ciudad de Panamá con una inversión de casi 300 millones de Balboas.
La rehabilitación de siete plantas potabilizadoras en el país.
Con una inversión arriba de los 80 millones, y estamos ampliando la red de acueductos rurales para 1,328 comunidades.
Una vez terminadas estas obras, se alcanzará una cobertura nacional del 93.5%
El saneamiento de la Bahía de Panamá, a un costo de 800 millones de Balboas, ya está en la etapa de pruebas y debe concluir en octubre.
Pero el trabajo de este gobierno también se ha extendido a garantizar el sueño de una vivienda propia a cada vez más panameños.
Nunca antes se había puesto verdaderamente manos a la obra para atacar el histórico déficit de vivienda que afectaba al país.
Y esta no es una afirmación sin argumento.
Las cifras respaldan lo que digo.
Los últimos cuatro gobiernos invirtieron 300 millones en obras de vivienda en nuestro país.
En cuatro años hemos invertido 481 millones; son 178 millones más que en los anteriores 20 años.
Un gran cambio de este gobierno es el proyecto de Curundú.
Es ciertamente un símbolo: 1008 familias humildes no sólo recibieron una vivienda.
Junto con la casa, recibieron el reconocimiento del gobierno a su derecho de ser propietarias y también recibieron dignidad.
Lo mismo sucederá con las 500 familias que pronto recibirán las nuevas viviendas del proyecto Irving Saladino en Colón.
Junto a todo esto, hemos dado 7,500 soluciones habitacionales con programas como Piso y Techo.
A través del apoyo del Fondo Solidario de Vivienda ayudamos a otras 10 mil familias a obtener su vivienda.
Además, hemos entregado 62 mil títulos de propiedad, algo sin precedentes.
Ahora el 77% del país está titulado y al finalizar mi mandato habremos logrado entregar escrituras al 90%.
Honorables Diputados y Diputadas:
El comportamiento de la economía panameña ha sido, en los últimos años, uno de los más destacados de América Latina, con un promedio de crecimiento superior al 8%.
El año pasado, por ejemplo, Panamá fue uno de los países con más alto crecimiento en el mundo.
Para este año, el Ministerio de Economía y Finanzas proyecta un crecimiento del 8,5%.
Este dato ha sido confirmado por la Comisión Económica para América Latina –CEPAL.
El Banco Interamericano de Desarrollo prevé una tasa de crecimiento del 9%.
De manera que estos datos no son tan sólo los de mi gobierno, sino los de organismos internacionales que sirven de referencia en el mundo global de las inversiones.
Al mismo tiempo el BID afirma que Panamá ha logrado disminuir su deuda pública bruta de 66% en 2005 al 39% en 2012.
Pero veamos más en detalle este punto que algunos critican con argumentos y cifras que no coinciden con la realidad.
Esas críticas señalan que las grandes inversiones públicas que estamos haciendo, en algunos casos con préstamos tomados, elevan la deuda pública y comprometen el futuro del país.
No es así, todo lo contrario. Comprometer el futuro es no invertir para crecer, no apostar a la potencialidad de Panamá y de nuestro pueblo.
Los organismos internacionales, para medir el nivel de deuda de los países, evalúan la relación entre deuda y Producto Interno Bruto. Como en cualquiera de nuestros hogares: si debemos 5 y ganamos 10 es una cosa.
Pero si pasamos a deber 8 y ahora ganamos 20 o 30, la deuda disminuye y la situación es menos comprometedora.
Nuestra apuesta ha sido invertir para crecer, y de manera responsable hemos atraído recursos externos para mejorar la vida de los sectores populares y para fortalecer de manera inédita la infraestructura social y productiva de Panamá.
Nuestro país, hoy, ha entrado en ese círculo virtuoso que los propios organismos financieros internacionales reconocen y ponen de ejemplo a nivel mundial.
En cuanto al crecimiento notable de la economía, las exportaciones y la inversión pública constituyen, claramente, el motor de este proceso, junto con la inversión privada.
Pero también los rubros de la construcción, transporte de carga y de pasajeros, almacenamiento y comunicaciones, turismo, comercio interno y ventas al exterior, han seguido su tendencia creciente.
A su vez, el sistema bancario nacional ha continuado incrementando el saldo de la cartera crediticia y ha registrado una mayor captación de depósitos.
La inflación, por su parte, muestra una saludable tendencia a la baja en el presente año y se estima una tasa menor a 2,5 % para el corriente año.
El sector del turismo, que sigue con su tendencia al alza, muestra que no ha sido vana nuestra apuesta a convertir a Panamá en uno de los principales destinos turísticos del continente americano.
Tenemos con qué, claro está: nuestra posición geográfica privilegiada, nuestros paisajes y ecosistemas en selvas, playas y montañas, y la atracción cultural que emerge de nuestro rico pasado étnico, colonial y por supuesto, nuestro Canal.
Pero eso estuvo siempre y no había sido debidamente puesto en valor y mostrado al mundo.
Esta actividad genera ingresos de 2,500 millones de dólares anuales y 55 mil nuevos empleos.
La construcción de un Nuevo Centro de Convenciones de Clase Mundial a un costo de 200 millones de Balboas, convertirá a Panamá en el nuevo Hub americano de las grandes reuniones y convenciones.
Hemos sido declarados por el World Economic Forum, el país más competitivo de América Latina en materia de turismo.
La semana pasada anunciamos la nueva ruta París – Panamá con la aerolínea Air France y seguiremos aumentando nuestra conectividad.
Reconstruimos el antiguo aeropuerto de David, para recibir aviones de gran capacidad y vuelos internacionales.
En el nuevo aeropuerto de Colón podrán operar grandes aviones de pasajeros y carga, que junto con la carretera de Costa Arriba, desarrollará nuestro Caribe panameño.
El Nuevo Aeropuerto de Río Hato servirá a los grandes hoteles de playa del Pacífico y ayudará a la economía del interior.
Sin embargo, la inversión más grande en conectividad aérea es la expansión del muelle norte y la construcción de la terminal sur del aeropuerto Internacional de Tocumen, con una inversión de más de mil millones de balboas.
Esta inversión convertirá a Tocumen en el aeropuerto más grande y moderno de América Latina.
Quiero destacar que este comportamiento exitoso de nuestra economía se ha dado a pesar de la crisis financiera internacional que tuvo su epicentro en 2008 en los Estados Unidos y posteriormente la crisis que en los últimos tiempos castiga a las naciones europeas.
Panamá, en ese contexto, se ha mostrado sólido y por eso los ojos de los inversionistas extranjeros y nacionales, siguen enfocados en nuestro país.
Hemos logrado crear un buen clima de negocios; hemos garantizado la necesaria seguridad jurídica que las inversiones requieren y estamos aprovechando, como nación, los frutos del crecimiento para incluir a las grandes mayorías en los beneficios de esta nueva etapa que vivimos.
Desarrollo sostenible es lo que siempre anhelamos y lo que hemos empezado a construir con resultados muy alentadores.
Este desarrollo se asienta básicamente en dos pilares básicos, como ustedes saben: el crecimiento económico y la inclusión social.
Y en los dos rubros Panamá ha logrados buenos resultados.
Solo quisiera agregar en este punto el comportamiento del empleo.
Con todo orgullo, los panameños podemos decir que hemos alcanzado prácticamente el pleno empleo.
Tenemos una tendencia creciente que se mantiene en estos años y que ha permitido que, por ejemplo, en el primer cuatrimestre de este año hayamos registrado un aumento del 20% respecto del primer cuatrimestre del año pasado.
A su vez, los ingresos de los trabajadores han mejorado de manera visible.
El salario mínimo se ha incrementado de manera histórica.
En 2009 establecimos un aumento del 15% y desde el 1 de enero del 2012 se concretó otro aumento del 18%. Así, Panamá ha pasado a ser el segundo país de Latinoamérica con el mayor salario mínimo y este año seremos LOS NÚMERO UNO!
Nosotros sabemos que así como tenemos logros para exhibir al mundo, aún hay muchas cosas por hacer, grandes desafíos por delante, como es el caso del alto costo de la vida.
Pero este no es un desafío exclusivo de Panamá, ni siquiera de Latinoamérica.
Este un reto de carácter mundial en el que hemos puesto manos a la obra con iniciativas que ayudan visiblemente a la economía familiar.
Empezamos con el establecimiento de mecanismos que posibilitan un fácil acceso a comida más barata a la población.
Hemos realizado centenares de Jumbo Ferias y ya hay en el país unas 270 Jumbo Tiendas donde se puede comprar comida a precios más accesibles.
Con este proyecto ya se han beneficiado a más 150 mil consumidores de todo el país.
Estamos implementando el proyecto Cadena de Frío, para mejorar la calidad y el mantenimiento de los alimentos perecederos.
Y, a la vez, hemos ayudado permanentemente a la economía de las familias panameñas con los subsidios al gas, a la electricidad y al Metrobus.
Honorable Asamblea:
La gran transformación que vive nuestro país y la construcción de un futuro de progreso para todos requería un cambio de raíz en la magnitud de la infraestructura.
El nuevo sistema de transporte público de pasajeros viene a resolver un problema histórico.
El Metrobús, con la renovación de la flota de buses y el nuevo ordenamiento vial, dará en poco tiempo los beneficios que la población anhela.
Sabemos que este es un cambio muy complejo que requiere de mejoras constantes y por ello seguimos trabajando en la construcción de nuevas paradas, de zonas de recarga del nuevo sistema de pago, y en agilizar la frecuencia de paso de las unidades.
Esperamos haber concluido la construcción de 21 zonas de pago en el distrito de Panamá y San Miguelito y de 112 paradas en San Miguelito antes de que finalice este año.
Con este proyecto, beneficiamos a unos 900,000 usuarios del área metropolitana de nuestro país y estamos invirtiendo un total de 485 millones de dólares.
Pero los avances que estamos consiguiendo en materia de mejora y modernización del sistema de transporte no estarían completos sin la introducción de una obra que significa nuestro mayor orgullo.
Me refiero al Metro, que vendrá a transformar de manera radical el sistema de transporte de nuestra capital y que se constituye como el primero en Centroamérica.
Los trabajos de la construcción de la Línea 1 ya están por terminar, tenemos un 80 por ciento de avance y ya tenemos los primeros trenes ensamblados que conformarán la flota.
Para finales de diciembre se van a licitar los trabajos de la segunda línea del Metro y antes de que finalice el año también vamos a iniciar las gestiones necesarias para construir la tercera línea, Chorrera-Arraiján-Panamá.
Este moderno medio de transporte, con el que cuentan las naciones más desarrolladas y que ahora formará parte de nuestro patrimonio, hará que los largos recorridos de los antiguos sistemas, sean reducidos a solo 22 minutos.
El Metro tendrá la capacidad de transportar 15 mil pasajeros por hora, y para ello estamos invirtiendo 1,800 millones de dólares, y estará en funcionamiento a fin de año.
Sabemos que las cosas no se cambian de un día para el otro, pero algún día tienen que empezar a cambiar.
Por eso agradezco la paciencia del pueblo frente a las incomodidades que producen las obras que estamos llevando a cabo para mejorar sus vidas.
Eso demuestra que los panameños nos unimos por el bienestar del país y por una causa común.
Ténganlo presente: las molestias de hoy son soluciones para siempre.
Conciudadanos:
Nada preocupa tanto a los pueblos y gobiernos como la seguridad ciudadana.
La mayoría de las naciones latinoamericanas enfrentan crudas escaladas de violencia, incremento del delito y presencia del crimen organizado.
Ante las estructuras estatales débiles, crecieron las organizaciones criminales, y nos ha tocado luchar contra una nueva casta de criminales sofisticados y organizados, que le perdieron el respeto a la ley y a la institucionalidad.
Por eso hemos fortalecido al Estado, dándole recursos, capacitación y apoyo.
Creamos el Ministerio de Seguridad Pública, para determinar las políticas de seguridad, prevención y lucha contra la delincuencia y el crimen organizado.
Aumentamos el salario a nuestra Fuerza Pública, que todos los días ponen sus vidas en riesgo por nosotros.
Contamos con un presupuesto de 637 millones para este año 2013, lo que marca una cifra histórica.
Abrimos 50 estaciones y subestaciones policiales en lugares lejanos por donde antes circulaba libremente el narcotráfico.
Cuidamos nuestras fronteras por aire y por mar. Construimos estaciones aeronavales y equipamos con tecnología de punta, lanchas patrulleras y helicópteros.
Controlamos el tráfico de armas e inclusive hemos desarticulado campamentos de las FARC.
Tenemos en desarrollo una Policía Comunitaria con apoyo de la población.
Capacitamos a la fuerza pública, para realizar una adecuada intervención en casos de violencia intrafamiliar.
En materia de rehabilitación, construimos nuevos centros penitenciarios, como el Complejo La Nueva Joya, con salones de clases, talleres, biblioteca y canchas deportivas, para que los privados de libertad puedan rehabilitarse.
Después de cuatro duros años, Panamá sobresale en materia de seguridad en la región.
Somos hoy el cuarto país más pacífico de toda América Latina, después de Uruguay, Chile y Costa Rica, según el índice de Paz Global 2013.
Hemos logrado descender los homicidios 12% en 2012, es decir, 94 asesinatos menos que en 2011.
Pero no quiero que se me malinterprete.
No quiero decir que en seguridad ciudadana seamos un paraíso y que no debemos preocuparnos.
Seguiremos luchando implacablemente y no daremos tregua. Todos los días incautamos droga y desmantelamos más redes.
Agradezco el invaluable aporte de esta honorable Asamblea Nacional, por todas las leyes promulgadas para aumentar las penas de los delincuentes
En esta lucha, necesitamos el apoyo de todos. Quiero invitar a las fuerzas políticas, sociales y empresariales para que dentro del Diálogo de Unidad Nacional, acordemos un programa de Estado en materia de seguridad, para que las políticas implementadas continúen, se fortalezcan y amplíen.
Esto nos guiará al objetivo común de convertir a Panamá en un escudo de defensa contra el crimen organizado y el delito.
En cuanto a infraestructura vial, el Ministerio de Obras Públicas desarrolla en todo el país un amplio plan de construcción y mantenimiento con programas como Asfaltando tu Ciudad, Caminos de Producción, Caminos y Puentes, Parcheo de calles, que incluye el ambicioso Plan de Reordenamiento Vial en la Ciudad de Panamá y la construcción de 1,000 kms de nuevas carreteras en todo el país.
La autopista Madden y la ampliación a 4 carriles de la carretera Divisa a Las Tablas, la carretera Panamericana a Soná, las cuatro vías David-Boquete y Puerto Armuelles- Paso Canoa y la ampliación de la autopista Panamá a La Chorrera.
Licitaremos en breve la ampliación a 4 carriles de la Calzada de Amador y la Carretera Santiago a David.
La Cinta Costera en su segunda y tercera etapa, que se interconectan, son soluciones viales, sociales y de uso público, y ya constituyen motivo de orgullo para los panameños.
Esta obra ha recuperado ese espacio público, que ya es la nueva postal de Panamá en el mundo.
Honorables Diputadas y Diputados:
Felicito a este órgano del Estado porque ha elegido a su nuevo Presidente: el Honorable Diputado Sergio Gálvez
Le deseo éxitos a Ud., Señor Presidente, y a su Junta Directiva.
Querido pueblo panameño:
Esta descripción de las labores del gobierno tiene un sentido que va más allá de la mera enumeración de lo que ha sido realizado.
Nuestro compromiso fue, desde el inicio de la gestión, transformar la realidad panameña y es lo que estamos haciendo, como lo demuestra este informe que hoy rindo ante la Nación.
Prometimos grandes cambios y lo estamos cumpliendo.
Pero hay algo que es más trascendente y es lo que dije al inicio de este discurso: los panameños hemos ingresado a un nuevo ciclo de nuestra historia y lo hacemos de la manera en que Bolívar arengó a su ejército en la batalla de Ayacucho, la que conquistó la independencia definitiva: lo hacemos "a paso de vencedores"
Hoy creo que hay fuertes razones para que nosotros, los ciudadanos de Panamá, hagamos un alto en el camino para reflexionar sobre este particular instante de nuestra vida como nación.
A lo largo de la historia, en nuestra América hemos visto países económicamente fuertes, pero con pueblos débiles. Y la inversa también: hemos visto pueblos fuertes que han soportado con grandes sacrificios economías inestables.
Hoy Panamá es un país fuerte económicamente y sin dudas se encamina a empoderar a su pueblo.
Este proceso de fortalecimiento de nuestra gente no se manifiesta tan solo en la mejoría de sus ingresos y de su calidad de vida. Se lo observa también en la mayor equidad y justicia distributiva que vamos alcanzando; en el acceso popular a los bienes culturales y a las nuevas tecnologías; en la esperanza cierta de quienes no creían que sus vidas podían cambiar y hoy, sin embargo, disfrutan de verdaderas oportunidades.
Una democracia fuerte se nutre de personas con derechos plenos.
Si tenemos una matrícula del 99% en la escuela primaria es porque nos aproximamos –por primera vez en nuestra historia- a cumplir con el mandato constitucional que nos obliga a garantizar ese derecho "que encierra un tesoro", como calificó la Unesco a la educación.
Y lo mismo en relación a otros derechos humanos y sociales.
Afortunadamente, hoy toda nuestra querida región vive este proceso virtuoso de inclusión de las grandes mayorías. Y en ese proceso Panamá tiene la ventaja de una economía en franco y estable crecimiento.
Y somos vanguardia en muchos aspectos.
Amigas, amigos,
Panamá está más fuerte y más sólida. Las permanentes inversiones, el crecimiento de la economía y el progreso del pueblo son nuestro escudo protector ante posibles acechanzas del sistema global, como la crisis financiera que surgió a mediados del 2008, que pueden causar estragos si una nación no está preparada.
La riqueza, ustedes lo saben, puede ser señal de éxito si permite generar valores que mejoren la vida de las sociedades. Pero bien puede ser un fracaso si se repite la historia de una riqueza que sólo favorece a un pequeñísimo sector social.
La justicia y la igualdad son, entonces, nuestro escudo protector. Y este escudo protector será más fuerte si la construcción del porvenir es asumida como una tarea de todos.
El proceso transformador que Panamá anhelaba desde mucho tiempo ha sido promovido y acelerado por mi Gobierno y debe continuar a través de políticas del Estado panameño en el futuro.
Y en ese sentido, es imprescindible la labor mancomunada de todos los sectores de nuestra sociedad.
Por ello, al finalizar estas palabras, vuelvo a convocar a todas y todos a la unidad para afianzar el presente y diseñar un futuro común. Para realizar los grandes cambios debimos enfrentar como gobierno a sectores que se oponían a los cambios. También como Presidente enfrenté a diversos sectores para abrir el camino de la transformación.
Pero esa etapa está concluida. Los cambios ya son irreversibles, sólo necesitan profundizarse y continuar.
Por eso convoco, AHORA, a la Unidad Nacional a través de Diálogos Sectoriales, porque es lo que Panamá necesita en esta nueva etapa. Panamá, hoy bien lo sabemos, tiene destino de grandeza. Esta frase ya no será tan sólo una aspiración, sino que será una realidad si forjamos juntos ese destino.
"Sed los guionistas de vuestro destino y caracterizaos como estrellas que muestran el camino hacia un futuro más brillante", fue el mensaje de Nelson Mandela a los jóvenes del mundo.
Como joven nación que somos, escuchemos la palabra del gran líder sudafricano y seamos guionistas de nuestro destino, mostrando como estrellas el camino hacia un futuro más brillante en Panamá.
Muchas gracias.
Web
Señoras y señores:
Llego una vez más a esta Honorable Asamblea Nacional para exponer la labor realizada por mi gobierno al concluir el cuarto año de mandato.
Vengo con la satisfacción de ver que nuestra pequeña Panamá es hoy una Nación más pujante, que ha continuado su proceso de desarrollo acelerado y que es hoy, a los ojos del mundo, una tierra de oportunidades, para nosotros, para nuestros hijos y para todos los hombres y mujeres del mundo.
La pequeña gran Panama, si se me permite la expresión, es una Patria más grande, no por la extensión territorial, sino por el progreso de su gente, por el mayor bienestar de su pueblo, que es como se mide la grandeza de las naciones.
Hoy tenemos más bienes, más riqueza mejor distribuida, más posibilidades de realización para quienes antes estaban condenados de antemano a no salir de la pobreza y el atraso, a no transitar el camino del progreso, que solamente estaba reservado a unos pocos.
Por eso, podemos decir que ahora el porvenir es para todos.
Todos estamos conquistando el derecho a construir un futuro promisorio para nosotros y para las futuras generaciones.
Y sinceramente, con una mano en el corazón, les digo que contribuir con esto es el mayor orgullo de un gobernante; sin dudas, es el de quien les habla.
Solo falta un año para que este gobierno termine, pero mirando todo lo realizado y el camino recorrido, sentimos que hemos hecho lo que prometimos: trabajo, dedicación y sacrificio para que un mejor Panamá llegue a todos los panameños.
Ustedes conocen las estadísticas de nuestra Panamá renovada, en franco proceso de cambio. Son números que asombran a nuestros vecinos de la región y a toda la comunidad internacional.
Pero ya veremos esos números y su comportamiento durante los últimos tiempos.
Antes, quiero compartir con ustedes unas reflexiones acerca del momento que vivimos.
La vida de los pueblos y las naciones, como la de los seres humanos, no es algo lineal, no es una curva suavemente ascendente; no es un camino limpio y sin obstáculos.
Muchas veces la historia nos somete a avances y a retrocesos; a flujos y reflujos como los mares que bañan nuestras riberas.
Luego de un largo período de estancamiento, hemos entrado en un nuevo ciclo de ascenso, de gran expansión.
Y cuando las naciones viven estos ciclos, la inteligencia de sus pueblos, y sobre todo la de sus dirigentes, consiste en aprovechar los vientos de cola que nos empujan al progreso.
Consiste en no perder el tren de la Historia.
Son muchos los ejemplos de países que han atravesado por etapas positivas de la economía mundial o nacional y han salido de ellas tal como estaban al comienzo.
Ahora bien, cada ciclo expansivo tiene sus tareas prioritarias.
En éste, que hoy vivimos los panameños, la prioridad es sentar las bases de un crecimiento sostenido pero con un fuerte énfasis en la inclusión social.
Dicho de otro modo: aprovecharemos plenamente este ciclo positivo de nuestra historia sólo si incorporamos a los beneficios del crecimiento a los sectores más populares.
De lo contrario, repetiríamos la frustración tantas veces vista de que un ciclo expansivo sirve para enriquecer a unos pocos y mantener en la pobreza y el atraso a la mayoría.
Y nosotros no queremos eso, y no queremos perder el tren.
Otra condición esencial para el aprovechamiento de este ciclo es, sin dudas, la conjunción de los intereses de todos en un mismo proyecto, que es el de continuar y profundizar el proceso de transformación y cambios en marcha.
Porque seamos francos: estamos creciendo, estamos desarrollándonos entre todos y no sólo algunos a merced de otros.
El Panamá de la transformación es un tren generoso que nos incluye a todos sin excepción: a los grandes como a los medianos y pequeños empresarios del campo y de la ciudad; a los profesionales, a los estudiantes, a los trabajadores, a los investigadores, a los intelectuales, a las personas con capacidades diferentes: a todos sin excepción.
Al finalizar este mandato, habremos honrado la palabra que empeñamos: CAMBIAR EL PAÍS, GOBERNANDO PARA EL PUEBLO.
Esto se impone como una realidad maravillosa, por eso llego ante ustedes con la firme decisión de convocar a todos los panameños a unirnos detrás de los objetivos comunes.
Llego ante ustedes con la convicción de que la unión de todos es un factor esencial en el ciclo que vivimos.
A todas las mujeres del país, a los hombres, a los jóvenes que han comenzado a ver que en Panamá ahora tienen futuro, a todas y todos los convoco a la unidad.
A los hombres y mujeres de empresa, a los y las trabajadoras, a los técnicos y profesionales que producen la riqueza de la Patria, los convoco a la unidad.
A los liderazgos religiosos, a las figuras de la ciencia, la cultura, las artes y el deporte, los convoco a la unidad.
A las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones libres de carácter popular que representan intereses sectoriales y legítimos del pueblo, las convoco a la unidad.
A ustedes, señoras, señores, representantes de las fuerzas políticas mayoritarias de la Nación, los convoco también a la unidad.
Cuando un pueblo está en pleno proceso de realización, el llamado a la unidad nacional, no es una fórmula vacía ni demagógica.
El llamado a la unidad nacional es el reconocimiento de toda una sociedad -a la que creo interpretar fielmente- de que el desafío que enfrentamos nos necesita a todos tomados de la mano, marchando en la misma dirección.
Unidad y unión, son palabras que simbolizan la voluntad política de un pueblo en determinada etapa de su historia, para elevarse por encima de las dificultades y trabas que le habían impedido desarrollarse.
Pero a la vez, la unidad es una construcción, un proceso, una dinámica en la que los sectores que la asumen, imprimen sus sueños y anhelos, sus saberes y sus esfuerzos, así como también su contribución.
Por ello, mi convocatoria a la unidad nacional es el llamado sincero a construir juntos el futuro de Panamá y de su pueblo.
Es el llamado sincero a construir desde hoy los caminos que nos impedirán el retroceso, o sea el retorno al pasado y a una nueva frustración.
Es el llamado sincero a transitar juntos el camino que nos llevaría la realización plena de nuestro destino.
Honorables Diputados:
No se me escapa que el presente político está impregnado fuertemente por el proceso electoral que nos conduce a las elecciones de mayo de 2014.
La contienda preelectoral marca en gran medida la agenda nacional.
Esta coyuntura, entonces, puede constituir una nueva oportunidad para generar un debate noble e inteligente acerca de los grandes desafíos que Panamá tiene por delante.
O bien puede convertirse en un infructuoso campo de enfrentamientos entre candidatos y corrientes políticas, en el que se frustren una vez más las expectativas que alberga el corazón del pueblo panameño.
En razón de ello, quiero expresarles hoy, de la manera más enfática, que como Presidente de la República contribuiré con todo lo que esté a mi alcance a hacer de esta oportunidad una realidad.
Por eso, me comprometo a impulsar un debate sano, franco y honesto sobre el curso actual y futuro de la Nación.
Facilitaré desde el gobierno la información y los medios legítimos con que contamos, para el mejor desempeño de los candidatos en la contienda electoral.
Tenemos un legado para compartir con todos ustedes. Obras y avances que el mundo reconoce y de los cuales debemos sentirnos orgullosos, porque han sido el trabajo y el esfuerzo duro de todos los panameños.
Hace unos días Panamá recibió un reconocimiento internacional por los resultados obtenidos en su lucha contra la pobreza.
Personalmente, recibí el galardón de manos del Director General de la FAO, José Graziano da Silva, en nombre del gobierno.
Ustedes bien saben que ese premio es el fruto de un trabajo sistemático en el área social, de haber sacado la política de los programas sociales, así como del proceso de crecimiento sostenido que vivimos.
Programas como 100 a los 70 que pronto será 120 a los 70, La Red de Oportunidades, Muévete por Panamá y otros, han sido claves para que ganemos cada vez más terreno en la lucha contra la pobreza.
Por eso, el Ángel Guardián, gracias a esta noble Asamblea, es hoy una ley de la República, que dará una ayuda de 80 Balboas mensuales cada 2 meses, a las personas con discapacidad severa.
Este mes empezarán los pagos del Ángel Guardián que beneficiarán a unas 55 mil personas con discapacidad severa.
Cuando dos órganos del Estado se unen para trabajar por los más necesitados, ese llamado a la Unidad Nacional que hoy les hago, va tomando forma.
La pobreza ya no se considera tan sólo como el resultado del costo de la canasta básica.
Hoy cuenta también la calidad de vida que alcanzan las familias más vulnerables.
De esa manera, la labor en infraestructura social, educación, salud, empleo, ingresos, así como el acceso a servicios básicos como luz, agua y saneamiento son índices que debemos tener en cuenta para medir los resultados de la lucha contra la pobreza.
Y en esos indicadores Panamá ha crecido fuertemente y por ello ha sido reconocida como uno de los 19 países que más ha avanzado en el mundo en la reducción de la pobreza.
Es verdad, durante cuatro años hemos podido reducir la pobreza, el hambre y la desnutrición, así como también el trabajo infantil, en porcentajes significativos.
Durante cuatro años hemos brindado servicios y ayudas para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.
Sabemos que queda mucho por hacer y que no nos podemos cruzar de brazos.
Debemos seguir invirtiendo en los que menos tienen; debemos seguir trabajando para poder incluir a quienes aún están marginados de los frutos benéficos de la transformación en marcha.
Aunque hemos batido récords históricos de crecimiento y nuestras políticas son reconocidas por organismos internacionales, no debemos detenernos hasta que el último de los panameños tenga un empleo decente, un salario digno, una vivienda digna, educación y salud de calidad y acceso a los bienes de la ciencia, la cultura y el deporte.
Invertimos significativamente en educación, en salud pública, vivienda y en subsidios para aliviar los gastos de las familias menos favorecidas.
Trabajamos sin pausa para generar una mejor calidad de vida para todos los panameños, por eso invertimos en corredores y carreteras, en el trasporte público, en tecnología y en seguridad, en escuelas, en hospitales, en protección civil.
Señoras, señores:
La Oficina de la Primera Dama ha continuado creando programas sociales de alto impacto en materia de inclusión y asistencia a sectores vulnerables.
Entre estos programas se encuentran aquellos destinados a la atención de personas que tienen capacidades y necesidades especiales.
El centro Ann Sullivan brinda atención especializada a niños y jóvenes diagnosticados con la problemática autista y síndrome de Down.
Al mismo tiempo, el Programa Desarrollo Infantil Temprano se ocupa de concientizar a la población, acerca de la importancia de la educación y la salud, en los primeros seis años de vida.
Cuenta con albergues materno-infantiles, centros familiares y comunitarios, jardines de infantes, ludotecas y 47 centros de estimulación temprana.
La oficina de la Primera Dama coordina, también, el programa Huertos Escolares, Familiares y Comunitarios, para mejorar las condiciones nutricionales de 37 mil personas.
En cuanto a la política de género, diversas iniciativas que hemos puesto en marcha atienden necesidades y demandas históricas de la mujer panameña.
La Primera Dama lleva adelante el Programa Contigo Mujer Rural, destinado a las mujeres rurales para que se conviertan en gestoras de su propio bienestar y de su autonomía económica. Consiste en la entrega de microcréditos, e insumos para insertarlas en el circuito laboral y mejorar la calidad de vida.
El Programa Sonrisa Mujer, realizado junto con la Facultad de Odontología de la Universidad de Panamá, brinda servicios de salud bucal y prótesis dentales para mujeres de escasos recursos.
Y el Programa Amor sobre Ruedas es un servicio ambulatorio que realiza estudios ginecológicos y obstétricos, esencialmente.
En la clínica móvil ya se realizaron 15 mil exámenes.
Agradezco a la Primera Dama su dedicación, humildad y preocupación por los más necesitados.
Todos los días recibo mensajes de agradecimiento por su hermosa labor.
Gracias, Marta.
Si no transformamos la educación pública, no estaremos en condiciones de acompañar y fortalecer el proceso de crecimiento que vivimos.
Para ello, nos hemos enfocado en dos objetivos básicos que han guiado y guían la labor de este gobierno: el primero es garantizar una educación incluyente; es decir, el ingreso y la permanencia de las grandes mayorías en el sistema educativo. Y el segundo, elevar la calidad de la enseñanza en todos sus niveles.
Entonces, para ayudar a las familias de menores recursos, de manera que mantengan a sus hijos e hijas en la escuela, se creó el programa de Alimentación Escolar Nutriescuela.
Con éste, reciben un almuerzo caliente 650 mil estudiantes de escuelas públicas de los niveles
preescolar, primaria y premedia. Y además reforzamos la alimentación de los niños y niñas de escuelas primarias con el Programa de Merienda Escolar.
También comenzamos a introducir cambios en el currículum de nivel medio y capacitamos a todos los docentes en el uso pedagógico de tecnología, para elevar la calidad de la enseñanza.
Hemos entregado 180,000 laptops para los estudiantes de nivel medio y colocamos wifi para que puedan conectarse gratuitamente a internet.
Quiero señalar que Panamá se está convirtiendo en la vanguardia de toda la región en lo relativo al acceso popular a las nuevas tecnologías.
Además, para incluir a los estudiantes en situación de vulnerabilidad social entregamos la Beca Universal y mochilas con útiles escolares.
Y estas asignaciones alcanzan a una población de 800 mil estudiantes.
Los resultados de esta nueva política educativa inclusiva ya están dando los resultados esperados.
La matrícula en educación básica ha crecido un 19%, y la de educación inicial y superior también mostraron un alza cercana al 12%.
Pero el resultado más alentador es el que nos brindan las estadísticas que llevan los organismos internacionales. Según las mismas, Panamá tiene una matrícula del 99% en el nivel primario y es la tasa más alta de América Latina.
El IFARHU y SENACYT brindan becas de estudio y préstamos a estudiantes universitarios a tasas accesibles, porque queremos incluir a más jóvenes en la formación universitaria.
El futuro de Panamá necesita más técnicos y profesionales capaces y sólidamente formados.
Por estos resultados alentadores, quiero agradecer a todos los maestros y profesores. Independientemente de las diferencias que han tenido con el gobierno, su aporte a la transformación curricular, ES EJEMPLAR.
Así se construye un mejor país y es por eso que los convoco a enriquecer el dialogo por la unidad nacional.
De la misma manera que lo hicimos con la educación, nos propusimos a garantizar el derecho a la salud y asegurar el acceso a los servicios médicos a cada vez más panameños.
En estos cuatro años hemos invertido 2,684 millones de Balboas, lo que constituye una cifra histórica para el país y 4 veces más que lo ejecutado por gobiernos anteriores.
Esta transformación empezó con la construcción de cinco hospitales y 20 MINSA-CAPSI a nivel nacional, destinados a brindar servicios de salud más allá de los ahora ofrecidos en los centros de salud existentes.
El primero de ellos ya fue inaugurado en Las Garzas de Pacora.
La Caja del Seguro Social también está haciendo grandes aportes a la salud de nuestro país, pero nuestro mayor legado a la salud de los panameños, será el MEGA PROYECTO CIUDAD HOSPITALARIA con una inversión de más de 500 millones de Balboas.
Cuando todos estos proyectos y los que no he mencionado por razones de tiempo, estén terminados y operando a su máxima capacidad, habremos cambiado la historia y la salud de todos los panameños.
La brecha en la calidad de la salud entre ricos y pobres por temas de infraestructura y tecnología se habrá cerrado para siempre y todos los panameños tendrán acceso a una excelente salud pública, en cualquier parte del territorio nacional.
Para que estos hospitales puedan funcionar a plena capacidad y dar la atención médica que los panameños se merecen, y para los cuales fueron concebidos, necesitamos contar con los profesionales y especialistas que puedan atender a los pacientes.
No tenemos suficientes especialistas panameños para estos hospitales. Dentro del llamado a la Unidad que hago hoy, pido a los gremios y organizaciones de la salud, que juntos encontremos la solución para dotar de especialistas calificados a estos hospitales, mientras formamos nuestros propios profesionales.
Ante el juramento hipocrático que ustedes profesan y la responsabilidad que el Estado tiene de servir al pueblo, estoy seguro que encontraremos la manera de dotar de especialistas a estos hospitales, que tanta falta hacen.
Esto se hace en Unidad Nacional.
La dotación de agua potable contribuye también a la salud pública, por eso estamos mejorando la capacidad del servicio de agua potable y el sistema de alcantarillado en la Ciudad de Panamá con una inversión de casi 300 millones de Balboas.
La rehabilitación de siete plantas potabilizadoras en el país.
Con una inversión arriba de los 80 millones, y estamos ampliando la red de acueductos rurales para 1,328 comunidades.
Una vez terminadas estas obras, se alcanzará una cobertura nacional del 93.5%
El saneamiento de la Bahía de Panamá, a un costo de 800 millones de Balboas, ya está en la etapa de pruebas y debe concluir en octubre.
Pero el trabajo de este gobierno también se ha extendido a garantizar el sueño de una vivienda propia a cada vez más panameños.
Nunca antes se había puesto verdaderamente manos a la obra para atacar el histórico déficit de vivienda que afectaba al país.
Y esta no es una afirmación sin argumento.
Las cifras respaldan lo que digo.
Los últimos cuatro gobiernos invirtieron 300 millones en obras de vivienda en nuestro país.
En cuatro años hemos invertido 481 millones; son 178 millones más que en los anteriores 20 años.
Un gran cambio de este gobierno es el proyecto de Curundú.
Es ciertamente un símbolo: 1008 familias humildes no sólo recibieron una vivienda.
Junto con la casa, recibieron el reconocimiento del gobierno a su derecho de ser propietarias y también recibieron dignidad.
Lo mismo sucederá con las 500 familias que pronto recibirán las nuevas viviendas del proyecto Irving Saladino en Colón.
Junto a todo esto, hemos dado 7,500 soluciones habitacionales con programas como Piso y Techo.
A través del apoyo del Fondo Solidario de Vivienda ayudamos a otras 10 mil familias a obtener su vivienda.
Además, hemos entregado 62 mil títulos de propiedad, algo sin precedentes.
Ahora el 77% del país está titulado y al finalizar mi mandato habremos logrado entregar escrituras al 90%.
Honorables Diputados y Diputadas:
El comportamiento de la economía panameña ha sido, en los últimos años, uno de los más destacados de América Latina, con un promedio de crecimiento superior al 8%.
El año pasado, por ejemplo, Panamá fue uno de los países con más alto crecimiento en el mundo.
Para este año, el Ministerio de Economía y Finanzas proyecta un crecimiento del 8,5%.
Este dato ha sido confirmado por la Comisión Económica para América Latina –CEPAL.
El Banco Interamericano de Desarrollo prevé una tasa de crecimiento del 9%.
De manera que estos datos no son tan sólo los de mi gobierno, sino los de organismos internacionales que sirven de referencia en el mundo global de las inversiones.
Al mismo tiempo el BID afirma que Panamá ha logrado disminuir su deuda pública bruta de 66% en 2005 al 39% en 2012.
Pero veamos más en detalle este punto que algunos critican con argumentos y cifras que no coinciden con la realidad.
Esas críticas señalan que las grandes inversiones públicas que estamos haciendo, en algunos casos con préstamos tomados, elevan la deuda pública y comprometen el futuro del país.
No es así, todo lo contrario. Comprometer el futuro es no invertir para crecer, no apostar a la potencialidad de Panamá y de nuestro pueblo.
Los organismos internacionales, para medir el nivel de deuda de los países, evalúan la relación entre deuda y Producto Interno Bruto. Como en cualquiera de nuestros hogares: si debemos 5 y ganamos 10 es una cosa.
Pero si pasamos a deber 8 y ahora ganamos 20 o 30, la deuda disminuye y la situación es menos comprometedora.
Nuestra apuesta ha sido invertir para crecer, y de manera responsable hemos atraído recursos externos para mejorar la vida de los sectores populares y para fortalecer de manera inédita la infraestructura social y productiva de Panamá.
Nuestro país, hoy, ha entrado en ese círculo virtuoso que los propios organismos financieros internacionales reconocen y ponen de ejemplo a nivel mundial.
En cuanto al crecimiento notable de la economía, las exportaciones y la inversión pública constituyen, claramente, el motor de este proceso, junto con la inversión privada.
Pero también los rubros de la construcción, transporte de carga y de pasajeros, almacenamiento y comunicaciones, turismo, comercio interno y ventas al exterior, han seguido su tendencia creciente.
A su vez, el sistema bancario nacional ha continuado incrementando el saldo de la cartera crediticia y ha registrado una mayor captación de depósitos.
La inflación, por su parte, muestra una saludable tendencia a la baja en el presente año y se estima una tasa menor a 2,5 % para el corriente año.
El sector del turismo, que sigue con su tendencia al alza, muestra que no ha sido vana nuestra apuesta a convertir a Panamá en uno de los principales destinos turísticos del continente americano.
Tenemos con qué, claro está: nuestra posición geográfica privilegiada, nuestros paisajes y ecosistemas en selvas, playas y montañas, y la atracción cultural que emerge de nuestro rico pasado étnico, colonial y por supuesto, nuestro Canal.
Pero eso estuvo siempre y no había sido debidamente puesto en valor y mostrado al mundo.
Esta actividad genera ingresos de 2,500 millones de dólares anuales y 55 mil nuevos empleos.
La construcción de un Nuevo Centro de Convenciones de Clase Mundial a un costo de 200 millones de Balboas, convertirá a Panamá en el nuevo Hub americano de las grandes reuniones y convenciones.
Hemos sido declarados por el World Economic Forum, el país más competitivo de América Latina en materia de turismo.
La semana pasada anunciamos la nueva ruta París – Panamá con la aerolínea Air France y seguiremos aumentando nuestra conectividad.
Reconstruimos el antiguo aeropuerto de David, para recibir aviones de gran capacidad y vuelos internacionales.
En el nuevo aeropuerto de Colón podrán operar grandes aviones de pasajeros y carga, que junto con la carretera de Costa Arriba, desarrollará nuestro Caribe panameño.
El Nuevo Aeropuerto de Río Hato servirá a los grandes hoteles de playa del Pacífico y ayudará a la economía del interior.
Sin embargo, la inversión más grande en conectividad aérea es la expansión del muelle norte y la construcción de la terminal sur del aeropuerto Internacional de Tocumen, con una inversión de más de mil millones de balboas.
Esta inversión convertirá a Tocumen en el aeropuerto más grande y moderno de América Latina.
Quiero destacar que este comportamiento exitoso de nuestra economía se ha dado a pesar de la crisis financiera internacional que tuvo su epicentro en 2008 en los Estados Unidos y posteriormente la crisis que en los últimos tiempos castiga a las naciones europeas.
Panamá, en ese contexto, se ha mostrado sólido y por eso los ojos de los inversionistas extranjeros y nacionales, siguen enfocados en nuestro país.
Hemos logrado crear un buen clima de negocios; hemos garantizado la necesaria seguridad jurídica que las inversiones requieren y estamos aprovechando, como nación, los frutos del crecimiento para incluir a las grandes mayorías en los beneficios de esta nueva etapa que vivimos.
Desarrollo sostenible es lo que siempre anhelamos y lo que hemos empezado a construir con resultados muy alentadores.
Este desarrollo se asienta básicamente en dos pilares básicos, como ustedes saben: el crecimiento económico y la inclusión social.
Y en los dos rubros Panamá ha logrados buenos resultados.
Solo quisiera agregar en este punto el comportamiento del empleo.
Con todo orgullo, los panameños podemos decir que hemos alcanzado prácticamente el pleno empleo.
Tenemos una tendencia creciente que se mantiene en estos años y que ha permitido que, por ejemplo, en el primer cuatrimestre de este año hayamos registrado un aumento del 20% respecto del primer cuatrimestre del año pasado.
A su vez, los ingresos de los trabajadores han mejorado de manera visible.
El salario mínimo se ha incrementado de manera histórica.
En 2009 establecimos un aumento del 15% y desde el 1 de enero del 2012 se concretó otro aumento del 18%. Así, Panamá ha pasado a ser el segundo país de Latinoamérica con el mayor salario mínimo y este año seremos LOS NÚMERO UNO!
Nosotros sabemos que así como tenemos logros para exhibir al mundo, aún hay muchas cosas por hacer, grandes desafíos por delante, como es el caso del alto costo de la vida.
Pero este no es un desafío exclusivo de Panamá, ni siquiera de Latinoamérica.
Este un reto de carácter mundial en el que hemos puesto manos a la obra con iniciativas que ayudan visiblemente a la economía familiar.
Empezamos con el establecimiento de mecanismos que posibilitan un fácil acceso a comida más barata a la población.
Hemos realizado centenares de Jumbo Ferias y ya hay en el país unas 270 Jumbo Tiendas donde se puede comprar comida a precios más accesibles.
Con este proyecto ya se han beneficiado a más 150 mil consumidores de todo el país.
Estamos implementando el proyecto Cadena de Frío, para mejorar la calidad y el mantenimiento de los alimentos perecederos.
Y, a la vez, hemos ayudado permanentemente a la economía de las familias panameñas con los subsidios al gas, a la electricidad y al Metrobus.
Honorable Asamblea:
La gran transformación que vive nuestro país y la construcción de un futuro de progreso para todos requería un cambio de raíz en la magnitud de la infraestructura.
El nuevo sistema de transporte público de pasajeros viene a resolver un problema histórico.
El Metrobús, con la renovación de la flota de buses y el nuevo ordenamiento vial, dará en poco tiempo los beneficios que la población anhela.
Sabemos que este es un cambio muy complejo que requiere de mejoras constantes y por ello seguimos trabajando en la construcción de nuevas paradas, de zonas de recarga del nuevo sistema de pago, y en agilizar la frecuencia de paso de las unidades.
Esperamos haber concluido la construcción de 21 zonas de pago en el distrito de Panamá y San Miguelito y de 112 paradas en San Miguelito antes de que finalice este año.
Con este proyecto, beneficiamos a unos 900,000 usuarios del área metropolitana de nuestro país y estamos invirtiendo un total de 485 millones de dólares.
Pero los avances que estamos consiguiendo en materia de mejora y modernización del sistema de transporte no estarían completos sin la introducción de una obra que significa nuestro mayor orgullo.
Me refiero al Metro, que vendrá a transformar de manera radical el sistema de transporte de nuestra capital y que se constituye como el primero en Centroamérica.
Los trabajos de la construcción de la Línea 1 ya están por terminar, tenemos un 80 por ciento de avance y ya tenemos los primeros trenes ensamblados que conformarán la flota.
Para finales de diciembre se van a licitar los trabajos de la segunda línea del Metro y antes de que finalice el año también vamos a iniciar las gestiones necesarias para construir la tercera línea, Chorrera-Arraiján-Panamá.
Este moderno medio de transporte, con el que cuentan las naciones más desarrolladas y que ahora formará parte de nuestro patrimonio, hará que los largos recorridos de los antiguos sistemas, sean reducidos a solo 22 minutos.
El Metro tendrá la capacidad de transportar 15 mil pasajeros por hora, y para ello estamos invirtiendo 1,800 millones de dólares, y estará en funcionamiento a fin de año.
Sabemos que las cosas no se cambian de un día para el otro, pero algún día tienen que empezar a cambiar.
Por eso agradezco la paciencia del pueblo frente a las incomodidades que producen las obras que estamos llevando a cabo para mejorar sus vidas.
Eso demuestra que los panameños nos unimos por el bienestar del país y por una causa común.
Ténganlo presente: las molestias de hoy son soluciones para siempre.
Conciudadanos:
Nada preocupa tanto a los pueblos y gobiernos como la seguridad ciudadana.
La mayoría de las naciones latinoamericanas enfrentan crudas escaladas de violencia, incremento del delito y presencia del crimen organizado.
Ante las estructuras estatales débiles, crecieron las organizaciones criminales, y nos ha tocado luchar contra una nueva casta de criminales sofisticados y organizados, que le perdieron el respeto a la ley y a la institucionalidad.
Por eso hemos fortalecido al Estado, dándole recursos, capacitación y apoyo.
Creamos el Ministerio de Seguridad Pública, para determinar las políticas de seguridad, prevención y lucha contra la delincuencia y el crimen organizado.
Aumentamos el salario a nuestra Fuerza Pública, que todos los días ponen sus vidas en riesgo por nosotros.
Contamos con un presupuesto de 637 millones para este año 2013, lo que marca una cifra histórica.
Abrimos 50 estaciones y subestaciones policiales en lugares lejanos por donde antes circulaba libremente el narcotráfico.
Cuidamos nuestras fronteras por aire y por mar. Construimos estaciones aeronavales y equipamos con tecnología de punta, lanchas patrulleras y helicópteros.
Controlamos el tráfico de armas e inclusive hemos desarticulado campamentos de las FARC.
Tenemos en desarrollo una Policía Comunitaria con apoyo de la población.
Capacitamos a la fuerza pública, para realizar una adecuada intervención en casos de violencia intrafamiliar.
En materia de rehabilitación, construimos nuevos centros penitenciarios, como el Complejo La Nueva Joya, con salones de clases, talleres, biblioteca y canchas deportivas, para que los privados de libertad puedan rehabilitarse.
Después de cuatro duros años, Panamá sobresale en materia de seguridad en la región.
Somos hoy el cuarto país más pacífico de toda América Latina, después de Uruguay, Chile y Costa Rica, según el índice de Paz Global 2013.
Hemos logrado descender los homicidios 12% en 2012, es decir, 94 asesinatos menos que en 2011.
Pero no quiero que se me malinterprete.
No quiero decir que en seguridad ciudadana seamos un paraíso y que no debemos preocuparnos.
Seguiremos luchando implacablemente y no daremos tregua. Todos los días incautamos droga y desmantelamos más redes.
Agradezco el invaluable aporte de esta honorable Asamblea Nacional, por todas las leyes promulgadas para aumentar las penas de los delincuentes
En esta lucha, necesitamos el apoyo de todos. Quiero invitar a las fuerzas políticas, sociales y empresariales para que dentro del Diálogo de Unidad Nacional, acordemos un programa de Estado en materia de seguridad, para que las políticas implementadas continúen, se fortalezcan y amplíen.
Esto nos guiará al objetivo común de convertir a Panamá en un escudo de defensa contra el crimen organizado y el delito.
En cuanto a infraestructura vial, el Ministerio de Obras Públicas desarrolla en todo el país un amplio plan de construcción y mantenimiento con programas como Asfaltando tu Ciudad, Caminos de Producción, Caminos y Puentes, Parcheo de calles, que incluye el ambicioso Plan de Reordenamiento Vial en la Ciudad de Panamá y la construcción de 1,000 kms de nuevas carreteras en todo el país.
La autopista Madden y la ampliación a 4 carriles de la carretera Divisa a Las Tablas, la carretera Panamericana a Soná, las cuatro vías David-Boquete y Puerto Armuelles- Paso Canoa y la ampliación de la autopista Panamá a La Chorrera.
Licitaremos en breve la ampliación a 4 carriles de la Calzada de Amador y la Carretera Santiago a David.
La Cinta Costera en su segunda y tercera etapa, que se interconectan, son soluciones viales, sociales y de uso público, y ya constituyen motivo de orgullo para los panameños.
Esta obra ha recuperado ese espacio público, que ya es la nueva postal de Panamá en el mundo.
Honorables Diputadas y Diputados:
Felicito a este órgano del Estado porque ha elegido a su nuevo Presidente: el Honorable Diputado Sergio Gálvez
Le deseo éxitos a Ud., Señor Presidente, y a su Junta Directiva.
Querido pueblo panameño:
Esta descripción de las labores del gobierno tiene un sentido que va más allá de la mera enumeración de lo que ha sido realizado.
Nuestro compromiso fue, desde el inicio de la gestión, transformar la realidad panameña y es lo que estamos haciendo, como lo demuestra este informe que hoy rindo ante la Nación.
Prometimos grandes cambios y lo estamos cumpliendo.
Pero hay algo que es más trascendente y es lo que dije al inicio de este discurso: los panameños hemos ingresado a un nuevo ciclo de nuestra historia y lo hacemos de la manera en que Bolívar arengó a su ejército en la batalla de Ayacucho, la que conquistó la independencia definitiva: lo hacemos "a paso de vencedores"
Hoy creo que hay fuertes razones para que nosotros, los ciudadanos de Panamá, hagamos un alto en el camino para reflexionar sobre este particular instante de nuestra vida como nación.
A lo largo de la historia, en nuestra América hemos visto países económicamente fuertes, pero con pueblos débiles. Y la inversa también: hemos visto pueblos fuertes que han soportado con grandes sacrificios economías inestables.
Hoy Panamá es un país fuerte económicamente y sin dudas se encamina a empoderar a su pueblo.
Este proceso de fortalecimiento de nuestra gente no se manifiesta tan solo en la mejoría de sus ingresos y de su calidad de vida. Se lo observa también en la mayor equidad y justicia distributiva que vamos alcanzando; en el acceso popular a los bienes culturales y a las nuevas tecnologías; en la esperanza cierta de quienes no creían que sus vidas podían cambiar y hoy, sin embargo, disfrutan de verdaderas oportunidades.
Una democracia fuerte se nutre de personas con derechos plenos.
Si tenemos una matrícula del 99% en la escuela primaria es porque nos aproximamos –por primera vez en nuestra historia- a cumplir con el mandato constitucional que nos obliga a garantizar ese derecho "que encierra un tesoro", como calificó la Unesco a la educación.
Y lo mismo en relación a otros derechos humanos y sociales.
Afortunadamente, hoy toda nuestra querida región vive este proceso virtuoso de inclusión de las grandes mayorías. Y en ese proceso Panamá tiene la ventaja de una economía en franco y estable crecimiento.
Y somos vanguardia en muchos aspectos.
Amigas, amigos,
Panamá está más fuerte y más sólida. Las permanentes inversiones, el crecimiento de la economía y el progreso del pueblo son nuestro escudo protector ante posibles acechanzas del sistema global, como la crisis financiera que surgió a mediados del 2008, que pueden causar estragos si una nación no está preparada.
La riqueza, ustedes lo saben, puede ser señal de éxito si permite generar valores que mejoren la vida de las sociedades. Pero bien puede ser un fracaso si se repite la historia de una riqueza que sólo favorece a un pequeñísimo sector social.
La justicia y la igualdad son, entonces, nuestro escudo protector. Y este escudo protector será más fuerte si la construcción del porvenir es asumida como una tarea de todos.
El proceso transformador que Panamá anhelaba desde mucho tiempo ha sido promovido y acelerado por mi Gobierno y debe continuar a través de políticas del Estado panameño en el futuro.
Y en ese sentido, es imprescindible la labor mancomunada de todos los sectores de nuestra sociedad.
Por ello, al finalizar estas palabras, vuelvo a convocar a todas y todos a la unidad para afianzar el presente y diseñar un futuro común. Para realizar los grandes cambios debimos enfrentar como gobierno a sectores que se oponían a los cambios. También como Presidente enfrenté a diversos sectores para abrir el camino de la transformación.
Pero esa etapa está concluida. Los cambios ya son irreversibles, sólo necesitan profundizarse y continuar.
Por eso convoco, AHORA, a la Unidad Nacional a través de Diálogos Sectoriales, porque es lo que Panamá necesita en esta nueva etapa. Panamá, hoy bien lo sabemos, tiene destino de grandeza. Esta frase ya no será tan sólo una aspiración, sino que será una realidad si forjamos juntos ese destino.
"Sed los guionistas de vuestro destino y caracterizaos como estrellas que muestran el camino hacia un futuro más brillante", fue el mensaje de Nelson Mandela a los jóvenes del mundo.
Como joven nación que somos, escuchemos la palabra del gran líder sudafricano y seamos guionistas de nuestro destino, mostrando como estrellas el camino hacia un futuro más brillante en Panamá.
Muchas gracias.