Atropello y fuga tras fiesta en Pesé
El domingo 23 de febrero a eso de las 2:30 a.m., Ricardo José Ureña Campos, de 23 años, caminaba hacia su casa,
Ricardo está recluido en el quinto piso del Hospital Santo Tomás, en espera de una cirugía para reconstruirle la pelvis, pero presenta una infección que impide que esa operación se realice por el momento.
El domingo 23 de febrero a eso de las 2:30 a.m., Ricardo José Ureña Campos, de 23 años, caminaba hacia su casa, ubicada en Pesé, provincia de Herrera, luego de departir con sus amigos.
Esa noche era inusual en el tranquilo pueblo. Una gran cantidad de carros entraban y salían debido a una fiesta en la hacienda de los hermanos Varela, a la que Ricardo había tratado de entrar “para curiosear”, ya que se suponía que había muchas personas de la farándula en ella.
Al no poder entrar, debido a que era un evento privado –se trataba de la boda de los hijos de los diputados José Luis Varela y Luis Eduardo Quirós-, Ricardo salió caminando por la vía que conduce de la hacienda hacia el pueblo, sin pensar que esa noche cambiaría su vida.
Cuando iba rumbo a su residencia, Ricardo fue fuertemente impactado por un auto, cuyo conductor se dio a la fuga. Al momento del impacto, el joven herido solo pudo ver que se trataba de una camioneta negra, en la que viajaban jóvenes y que se alejó a toda velocidad sin siquiera darle los primeros auxilios o reportar el accidente a las autoridades.
No fue hasta pasadas las 5:00 a.m. cuando un trabajador que se dirigía a sus faenas divisó un bulto a orillas de la calle, y al verificar de qué se trataba, identificó a Ricardo, que aún se encontraba con vida, pero malherido.
El trabajador dio aviso a los familiares de Ricardo, quienes quedaron impactados por la noticia, no podían creer que alguien había golpeado al muchacho de esa forma y que lo dejaran tirado como si se tratara de un animal.
Rosmery González, tía de Ricardo, informó que a raíz del accidente el joven tuvo una grave fractura en la pelvis, golpes múltiples en las piernas, brazos, cabeza y espalda, además de una perforación en la vejiga, por lo que tuvo que ser trasladado vía aérea a Panamá, debido a su condición crítica.
“Él solía ser un muchacho alegre, activo como los jóvenes de su edad. Ahora mismo está deprimido, postrado en una cama, y nadie se ha hecho responsable por él”, dijo acongojada su tía.
Ricardo está recluido en el quinto piso del Hospital Santo Tomás, en espera de una cirugía para reconstruirle la pelvis, pero presenta una infección que impide que esa operación se realice por el momento.
Han sido más de 20 pintas de sangre las que se le han puesto a Ricardo, quien a pesar de sus heridas y su condición crítica, tiene la esperanza de una recuperación completa que le permita volver a ser el joven de siempre.