Corre la sangre en Panamá Oeste

Por: Milerick Alvendas -

La muerte amaneció en Panamá Oeste ayer, miércoles, y se llevó a dos hombres de manera violenta en menos de una hora y media.

Amanecer sangriento

Serían las 6:30 de la mañana cuando Wilfrido Eduardo López, de 30 años, fue sorprendido en Vacamonte, en Arraiján, por tres sicarios uniformados como estudiantes del Instituto Nacional.

Wilfrido manejaba el auto Nissan Almera de color blanco, con placa 478660, en el cual transportaba a su hija y a su sobrina hacia la escuela.

Hizo su primer alto en el Instituto Bilingüe Vacamonte, donde dejó a su hija, y se disponía a seguir cuando inició el festival de balas ante el espanto pintado en las caras de los padres de familia en los alrededores del plantel y transeúntes que se dirigían hacia destinos diversos.

Ante las primeras detonaciones, Wilfrido trató de acelerar el motor, pero la descarga cerrada que le enviaron sus verdugos hizo que perdiera el control del auto y se estrellara contra la isleta que divide los carriles de la vía con dirección hacia El Tecal, en Vacamonte.

Nueve balas hicieron blanco en distintas partes del cuerpo del hombre, incluyendo la cabeza.

Testimonios

El olor a pólvora era penetrante. Un testigo aseguró que los asesinos escaparon en un auto de color gris que esperaba al otro lado de la vía, con dirección a la autopista Arraiján-La Chorrera, y desaparecieron.

La sobrina de la víctima, quien no había bajado del vehículo, recibió un rozón de bala y fue trasladada al Hospital Nicolás A. Solano, en La Chorrera, donde permanece estable. Su tío murió dentro del vehículo.

En el lugar se contaron unos 20 casquillos de balas compatibles con 9 mm y 45 mm.

Alboroto

Al lugar llegaron muchas mujeres, quienes discutían con los policías acerca de lo que había ocurrido, y se quejaron sobre la manera en la que levantaban el cadáver.

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