Por culpa de la injusticia se quería suicidar

El hombre que este martes en la mañana mantuvo en vilo al país cuando subió a lo más alto del puente de las Américas con la intención de lanzarse al vacío, contó ayer las penurias que lo llevaron al borde del suicidio. Luis González, quien aseguró que sentía que "ya no tenía nada que perder", dio versión de que desde hace al menos dos años ha sido víctima de un contubernio entre personas que le dieron una golpiza, y autoridades judiciales y municipales que están parcializadas en favor de los agresores, porque dos de ellos son ahijados de un alcalde santeño. El hombre relató en Telemetro que cinco personas, entre las cuales figuraba su excuñado, lo agredieron físicamente en un baño público en la provincia de Los Santos, golpeándolo con un lavamanos. Aseguró que luego de la golpiza, lo lanzaron "a un hueco", pensando que estaba muerto. Señaló que con posterioridad a la agresión agresión, que lo dejó en el hospital, él llevó el caso ante la corregiduría de turno, pero que "nadie hizo nada". "Medicatura forense diagnosticó que mi vida estuvo en riesgo. Perdí el paladar, visión, olfato, donde tengo 24 tornillos en mi rostro", dijo. El hombre confesó que posteriormente se tomó la justicia en sus propias manos, al agredir físicamente a uno de los cinco que lo golpearon, y que por esto, le abrieron un proceso judicial por lesiones personales. "A raíz de esa pelea yo agredí a uno. Ese es el que me está acusando ahora y siendo yo la víctima que estaba entre la vida y la muerte a mí es que la fiscalía me quiere condenar a 84 meses", dijo. González dejó entrever que existen vinculaciones familiares y de amistad entre sus agresores y varios funcionarios vinculados directa o indirectamente en el caso. "La fiscalía quiere hundirme, porque dos de ellos son ahijados del alcalde. Eso lo supe por la que era mi esposa, porque me contó lo que me habían hecho allá", contó. Aseguró además que mientras su denuncia de agresión está paralizada, ya recibió condena el 12 de agosto por el caso de agresión que él cometió. González señaló a un alcalde, de quien no identificó ni por nombre ni por municipio, al darse cuenta de que había sobrevivido a la golpiza, sacó a la corregidora encargada de su caso y puso a otra. Explicó además que desistió de su intento de suicidio porque sus hermanas lo llamaron y consiguieron a un nuevo abogado, Jaime Mosquera, para que lo ayudara, ya que él perdió la confianza con su abogada en el caso.