Bolivia se convierte en un pequeño Bronx latino
Al contrario que en muchos lugares, el "hip-hop" en Bolivia todavía es algo muy auténtico.
Bolivia dejó de lado por unos días sus tradicionales bailes, colores y músicas para convertirse en un peculiar Bronx latino, gracias a los ritmos callejeros del UMSA Street Fest, un encuentro universitario de "break dance", "popping" y "b-boys".
No necesitan más que un suelo liso y que los "MC" o maestros de ceremonias, y los "DJ" o disyoqueis hagan vibrar el ambiente con sus mezclas.
El hip-hop nació en el Bronx neoyorquino allá por la década de 1970, gracias a disyoqueis que se dieron cuenta de que la gente bailaba más en las partes de percusión de las canciones: los "breaks".
A partir de ahí, algunos valientes apostaron por eliminar el resto de la canción y dejar únicamente estos marcados "breaks", lo que los convirtió en los primeros maestros de ceremonias.
El movimiento fue evolucionando hasta incorporar el rap, canciones que utilizan esta base de "breaks", o el "break dance", un baile que combina movimientos de pie y figuras en el suelo.
Pero más que un movimiento, el "hip-hop" es "una forma de vida", como reconoce Sebastián, más conocido como "B-boy Noah".
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"Ya está tan acoplado a mí, que no lo encuentro de otra forma", explica a Efe este participante del festival.
Este joven dedica hasta ocho horas diarias a entrenar todo tipo de trucos y figuras, lo que supone una dedicación casi exclusiva a este arte urbano.
El encuentro universitario, gratuito y organizado por la estatal Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, congregó a cientos de personas alrededor de la improvisada pista de baile el jueves y viernes de esta semana.
Entre las disciplinas del evento, destacaron el "popping", un estilo que consiste en contraer los músculos al ritmo de la música, y el "break dance", con impresionantes movimientos de los "b-boys", como se conoce a quienes lo practican.
Su organizador, Beimar Zeballos, señaló a Efe que "el 'hip-hop' cultura es mucho más que el hecho de bailar, de hacer un grafiti", sino que "va más allá".
Zeballos apuntó que el "hip-hop" es "un arte", algo que la gente "tiene que entender".
Las gorras y las camisetas tres tallas más grandes de lo normal se convirtieron en habituales de la Plaza del Estudiante, todos vigilados por el gran jurado internacional del certamen, con Nick Lobatón, de Perú, a la cabeza.
Las chicas también se animaron a participar, con impresionantes bailes de "popping" por parte de Sandy.
Este género hace que el tiempo se pare y que los movimientos, enérgicos y perfectamente calculados, te hipnoticen.
Cada participante mostró un estilo particular, pero compartiendo todos la misma premisa: disfrutar del baile urbano, de la cultura y el sentimiento que el "hip-hop" produce.
Al contrario que en muchos lugares, el "hip-hop" en Bolivia todavía es algo muy auténtico.
Los muchachos disfrutaron de dos días intensos de bailes urbanos con gran humildad, sin grandes zapatillas de marca o gorras de famosos equipos.
La esencia aquí era exprimir al máximo cada "break" para despertar la ovación del público y convertir por dos días a La Paz en un pequeño Bronx latino.