De la misa en el Sinaí wounaan al paganismo de las hogueras de San Juan

Si en la primera concentración en la capital panameña, en plena noche cerrada del pasado 20 de junio, pidió a los jóvenes que apagasen sus linternas frontales para buscar "su luz interior", este domingo buscó reconfortar a quienes habían sufrido el día anterior en una de las pruebas más duras de esta XXVIII edición, la travesía de 12 kilómetros entre Playona y Sinaí, en plena selva del Darién.


Puerto Limón, Panamá
EFE


Pasar en menos de 24 horas de un ritual católico a otro pagano -aunque impregnado después con un barniz religioso- en un lugar bautizado como Sinaí, de reminiscencias netamente bíblicas, solo puede calificarse de extraordinario.
En la organización de la Ruta Quetzal BBVA viaja Jesús Garrido, que, más allá de un sacerdote católico, es una suerte de padre espiritual de esta expedición académico-cultural creada y dirigida por el veterano periodista y aventurero Miguel de la Quadra-Salcedo que este año recorre Panamá, Bélgica y España bajo el lema "De la selva del Darién a la Europa de Carlos V".
Si en la primera concentración en la capital panameña, en plena noche cerrada del pasado 20 de junio, pidió a los jóvenes que apagasen sus linternas frontales para buscar "su luz interior", este domingo buscó reconfortar a quienes habían sufrido el día anterior en una de las pruebas más duras de esta XXVIII edición, la travesía de 12 kilómetros entre Playona y Sinaí, en plena selva del Darién.
Muchos de los chicos presentes habían sufrido desvanecimientos, otros esguinces e incluso abrasiones en las piernas por el rozamiento, por lo que algunos de ellos debieron concluir el camino a caballo y en la misa tenían sus emociones a flor de piel.
En una ceremonia muy participativa, celebrada en un modesto centro llamado "Templo Monte Sion", construido con tablones de madera, y fuera de la disciplina que los monitores imponen en los grupos para que la expedición funcione, los jóvenes se lanzaron a expresar sus sentimientos y a agradecer la ayuda de los otros.
"He aprendido que cuando creía que ya no podía seguir caminando, siempre se puede dar otro paso", confesó en pie Gorka Sobrevila, un estudiante venezolano de ascendencia vasca que había estado exhausto en varias partes de la caminata.
Compañerismo, solidaridad, amistad y apoyo fueron las palabras más repetidas por los estudiantes en esa especie de terapia grupal que, al tiempo, les sirvió de alimento anímico.
Sinaí es un poblado de la etnia wounaan establecido el 25 de enero de 1983 a orillas del río Membrillo, como explica a Acan-Efe Crenulfo Chamarra, maestro y uno de los líderes de la comunidad.
Nieto de uno de los fundadores -que, a su vez, había fundado el no menos bíblico Canaan a unos metros de allí-, Chamarra relata que la denominación se debe al pastor Emilio Chucarama.
"Como nosotros andábamos en ese traslado de habitantes dijo que se iba a llamar Sinaí", detalla el especialista en historia wounaan, en alusión a la entrega de las Tablas de la Ley por parte de Dios a Moisés y la conducción que este hizo del pueblo judío a la Tierra Prometida.
Medio evangélicos, medio animistas. Así se definen los habitantes de Sinaí, que mantienen como tradición ancestral el culto a "una forma de pirag ita", que es una especie de oración a Dios, siempre a través del agua, su medio fundamental de vida, pues de ella se sirven para la agricultura, para el consumo y para el transporte.
La casualidad -o no- de que el tránsito del 23 al 24 de junio tuviera lugar en Sinaí llevó a los organizadores de la Ruta Quetzal BBVA a querer conmemorar una especial noche de San Juan, en la que, alrededor de una gran hoguera en el centro del pueblo, los estudiantes explicasen las maneras de celebrar este ritual en sus países de origen.
De los baños en el mar de Puerto Rico o España a los sacrificios de sangre que hacen algunos indios en El Salvador en honor a la diosa Luna pasando por el fuego purificador -bien en chimeneas, bien en hogueras- en Bolivia, Paraguay o Guatemala, los "ruteros" fueron detallando las celebraciones de este ritual que simboliza cambio.
La presencia de Carlos Mauricio Brincha, un estudiante colombiano de etnia emberá que se prepara para chamán, añadió otro toque mágico a la noche.
Pero un paso más allá va Antonio Lucio, dulzainero que acompaña a la Ruta Quetzal BBVA despertando a los jóvenes y ambientando partes del camino, quien confiesa a Efe que "el duende de la noche de San Juan" es inseparable de la propia expedición, ya que el "himno" de la misma, "Moza de Ruta Quetzal", es una adaptación del tema "Moza que a la compra vas", de las fiestas de San Juan en Soria (España).
Quién sabe si en esa evocación a Valonsadero, "dehesa mágica, de energías telúricas y cósmicas", como define Lucio al monte soriano, reside la fuerza para continuar el camino.A


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