Viva - 04/4/14 - 03:36 PM
Determinan veracidad de historia de náufrago
Alvarenga con tranquilidad respondió todas las interrogantes de los periodistas, pero ahora dio más detalles de su odisea.
El Salvador
EFE
Una firma de abogados de Estados Unidos dijo el viernes que varias pruebas periciales y psicológicas determinaron la veracidad de la historia del náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, que afirma haber pasado más de un año a la deriva en el Océano Pacífico.
El abogado Carlos Guzmán, de la firma estadounidense Masonek Law office basada en el Estado de California, que representa al pescador, mostró los exámenes y pruebas a las que fue sometido Alvarenga y dijo que ``su historia se compara con otros grandes relatos épicos''.
La psicóloga clínica María Elena de Muñoz determinó que ``el señor Alvarenga no está mintiendo''.
También se sometió a la prueba del polígrafo y al finalizar la prueba, el experto investigador Danilo Barrera, afirmó que ``su historia es totalmente verídica, apegada a la verdad''.
El caso de Alvarenga, de 37 años, atrajo la atención de prensa de todo el mundo que quería conocer en detalle una odisea que muchos consideran un cuento chino: un hombre que atraviesa 10.500 kilómetros (6.500 millas) en el Océano Pacífico en un pequeño bote entre México y las Islas Marshall.
La firma de abogados estadounidense, dijo que fue contactada por familiares del pescador que viven en Estados Unidos ``para velar por su integridad y velar por sus beneficios''.
``Hemos escuchado el relato del señor Salvador Alvarenga y concluimos que además de ser épico es cien por ciento real'', afirmó Jeffrey Masonek, abogado principal de la firma que viajó a El Salvador para conocer al náufrago.
Los abogados revelaron que varias empresas están interesadas en escribir un libro y llevar al cine la historia del náufrago salvadoreño, pero dijeron que no hay nada concreto.
``Hay medios que no creen en mi historia, la agarran como si fuera un mentiroso, un charlatán, pero estoy aquí para que confirmen que mi historia es realidad'', dijo Alvarenga quien aseguró que por su propia voluntad se sometió a todas las pruebas que le pidieron los abogados.
``Hay testigos de cuando salí de México, ellos saben que salí, dicen que estuvieron buscándonos y pueden preguntarles a ellos'', agregó.
Alvarenga y Ezequiel Córdova, un pescador mexicano de 22 años, se hicieron a la mar en una pequeña lancha a finales de 2012, en las costas del estado sureño de Chiapas, México y nada se supo de ellos hasta que el salvadoreño apareció en las Islas Marshall.
Alvarenga con tranquilidad respondió todas las interrogantes de los periodistas, pero ahora dio más detalles de su odisea.
Relató que estaban pescando a unos 100 kilómetros de la costa y que cuando habían llenado las hieleras se prepararon para regresar, pero el motor se apagó cuando habían avanzado unos 40 kilómetros, ``nos quedamos a la deriva, tuve que tirar el pescado, la carga y fue cuando empezamos a andar perdidos''.
Agregó que los primeros días no comieron porque vomitaban al oler la carne cruda, ``pero ya no soportaba el hambre y a los 15 días comí. Tomábamos los orines cuando teníamos mucha sed y cuando llovía tomábamos agua''.
Según Alvarenga, Córdova ``murió a los cuatro meses'' de haber zarpado. Dijo que lanzó el cuerpo al mar.
``Mi amigo primero olía las cosas y no soportaba, vomitaba. Era un chavo sin experiencia'', señaló.
El pescador salvadoreño también contó por primera vez a los periodistas los momentos cuando llegó al Atolón de Ebón de las Islas Marshall.
``Yo salí una tarde, tuve que tirarme a nadar como un kilómetro... nadé y llegue, pero mes desmayé, a los minutos reaccioné y estaba en tierra'', relató.
Al amanecer salió a caminar y encontró una pequeña casita, ``les hablé y me acerque, pero me tenían miedo porque iba sin ropa, barbado y todo peludo, les pedía auxilio, les decía que tenía hambre y sed, pero no me entendían, ni yo les entendía''.
Luego de varias horas los hombres le dieron un pedazo de papel y un lapicero donde escribió su nombre y el de sus padres en El Salvador, pero igual, no le entendieron. Luego se fueron a un lugar del Atolón donde había radio y se comunicación con las Islas Marshall de donde llegó la ayuda en un barco, cinco días después.
``Ya en las Islas Marshall, (después de cuatro días de viaje en el barco) me atendieron los médicos, me dieron comida, me cuidaron mucho'', agregó.
El pescador regresó a su hogar en El Salvador el 12 de febrero.
EFE
Una firma de abogados de Estados Unidos dijo el viernes que varias pruebas periciales y psicológicas determinaron la veracidad de la historia del náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, que afirma haber pasado más de un año a la deriva en el Océano Pacífico.
El abogado Carlos Guzmán, de la firma estadounidense Masonek Law office basada en el Estado de California, que representa al pescador, mostró los exámenes y pruebas a las que fue sometido Alvarenga y dijo que ``su historia se compara con otros grandes relatos épicos''.
La psicóloga clínica María Elena de Muñoz determinó que ``el señor Alvarenga no está mintiendo''.
También se sometió a la prueba del polígrafo y al finalizar la prueba, el experto investigador Danilo Barrera, afirmó que ``su historia es totalmente verídica, apegada a la verdad''.
El caso de Alvarenga, de 37 años, atrajo la atención de prensa de todo el mundo que quería conocer en detalle una odisea que muchos consideran un cuento chino: un hombre que atraviesa 10.500 kilómetros (6.500 millas) en el Océano Pacífico en un pequeño bote entre México y las Islas Marshall.
La firma de abogados estadounidense, dijo que fue contactada por familiares del pescador que viven en Estados Unidos ``para velar por su integridad y velar por sus beneficios''.
``Hemos escuchado el relato del señor Salvador Alvarenga y concluimos que además de ser épico es cien por ciento real'', afirmó Jeffrey Masonek, abogado principal de la firma que viajó a El Salvador para conocer al náufrago.
Los abogados revelaron que varias empresas están interesadas en escribir un libro y llevar al cine la historia del náufrago salvadoreño, pero dijeron que no hay nada concreto.
``Hay medios que no creen en mi historia, la agarran como si fuera un mentiroso, un charlatán, pero estoy aquí para que confirmen que mi historia es realidad'', dijo Alvarenga quien aseguró que por su propia voluntad se sometió a todas las pruebas que le pidieron los abogados.
``Hay testigos de cuando salí de México, ellos saben que salí, dicen que estuvieron buscándonos y pueden preguntarles a ellos'', agregó.
Alvarenga y Ezequiel Córdova, un pescador mexicano de 22 años, se hicieron a la mar en una pequeña lancha a finales de 2012, en las costas del estado sureño de Chiapas, México y nada se supo de ellos hasta que el salvadoreño apareció en las Islas Marshall.
Alvarenga con tranquilidad respondió todas las interrogantes de los periodistas, pero ahora dio más detalles de su odisea.
Relató que estaban pescando a unos 100 kilómetros de la costa y que cuando habían llenado las hieleras se prepararon para regresar, pero el motor se apagó cuando habían avanzado unos 40 kilómetros, ``nos quedamos a la deriva, tuve que tirar el pescado, la carga y fue cuando empezamos a andar perdidos''.
Agregó que los primeros días no comieron porque vomitaban al oler la carne cruda, ``pero ya no soportaba el hambre y a los 15 días comí. Tomábamos los orines cuando teníamos mucha sed y cuando llovía tomábamos agua''.
Según Alvarenga, Córdova ``murió a los cuatro meses'' de haber zarpado. Dijo que lanzó el cuerpo al mar.
``Mi amigo primero olía las cosas y no soportaba, vomitaba. Era un chavo sin experiencia'', señaló.
El pescador salvadoreño también contó por primera vez a los periodistas los momentos cuando llegó al Atolón de Ebón de las Islas Marshall.
``Yo salí una tarde, tuve que tirarme a nadar como un kilómetro... nadé y llegue, pero mes desmayé, a los minutos reaccioné y estaba en tierra'', relató.
Al amanecer salió a caminar y encontró una pequeña casita, ``les hablé y me acerque, pero me tenían miedo porque iba sin ropa, barbado y todo peludo, les pedía auxilio, les decía que tenía hambre y sed, pero no me entendían, ni yo les entendía''.
Luego de varias horas los hombres le dieron un pedazo de papel y un lapicero donde escribió su nombre y el de sus padres en El Salvador, pero igual, no le entendieron. Luego se fueron a un lugar del Atolón donde había radio y se comunicación con las Islas Marshall de donde llegó la ayuda en un barco, cinco días después.
``Ya en las Islas Marshall, (después de cuatro días de viaje en el barco) me atendieron los médicos, me dieron comida, me cuidaron mucho'', agregó.
El pescador regresó a su hogar en El Salvador el 12 de febrero.