Hidratación en verano, la clave

Con la llegada del calor, los riesgos de sufrir un cuadro de deshidratación aumentan. Cuando un niño presenta síntomas, aunque estos sean leves, deberá ser llevado inmediatamente al médico ya que puede llegar a ser muy grave.

En el verano, con el aumento del calor, especialmente en lugares de vacaciones, es esencial aumentar el consumo de líquidos para evitar la deshidratación.

Pero beber agua no es la única forma de luchar contra la deshidratación y las altas temperaturas del verano, pero debes procurar el consumo mínimo de dos litros al día sin esperar que te llegue a dar sed.

Es importante el consumo de otros líquidos e ingerir frutas y legumbres.

Evitar el consumo de bebidas alcohólicas, pues tienen un efecto diurético y deshidratan.

Y primordial el uso de protector solar para mantener protegida y humectada la piel.

Al momento de ir a playas o piscinas en familia es esencial el cuidado que se le debe dar a la piel de los niños. Su corta edad los hace más sensibles a las fuertes radiaciones solares.

Atentos a los síntomas de esta irregularidad que son: disminución de la orina, calambres, decaimiento, somnolencia y falta de atención, ausencia de producción de lágrimas, boca seca, dolor de cabeza y taquicardia.