Rechazado y discriminado en el exterior

Por: José I. Huertas F. /VIVA -

Él asegura que es una persona introvertida, pero las personas que tienen la oportunidad de conocer a Alexis Sittón opinan todo lo contrario. El chef del programa Ají reveló que es un chico normal, común y corriente, pero la televisión le ha enseñado a sonreír, ya que indicó que es algo amargado.

Sittón, quien es amante de la cocina y el surf, deporte que practica desde hace dos años y medio, manifestó que cada día aprende a disfrutar de los pequeños detalles de la vida, la cual para él no ha sido fácil y ha vivido en carne propia la discriminación, no en Panamá, sino en el exterior.

Pasión por la cocina

Su amor por cocinar nace, gracias a un reconocido chef Chinillo, en la antigua Tratoria de las Américas. "Cuando tenía 15 años mis padres se divorciaron y todos los viernes, mi papá me buscaba al colegio y me llevaba al restaurante de Chinillo, y mientras mi padre atendía sus reuniones yo lo veía (chef) vestido de blanco y empecé a apreciar la cocina, esto me llamaba la atención".

Detalló que a los 17 años que salió del colegio, él soñaba con estudiar fuera del país, por lo que tomó la decisión de irse a estudiar a Francia. Aseveró que hacía muchas "cagadas" y su progenitor decidió darle un castigo, diciéndole que si se quedaba en Panamá no le daría ni un centavo más.

Para Sittón fue el mejor castigo, puesto que su papá le dio la libertad de conocer el mundo. "Yo vivía una vida muy acelerada, bebía desde pequeño y me arrancaba".

Entre el racismo y rechazo

Durante y después de sus estudios de artes culinarias en Francia, Alexis Sittón pasó páramo en Francia. Indicó que al momento de elaborar su primer plato, lo trataron de forma despectiva, decían que los panameños no cocinaban y le tiraron a la basura la comida que había preparado. Esto no es todo, el chico trabajó por un tiempo en Tunes, África, lugar donde fue víctima del racismo; aunque suene bastante ilógico, en esta parte del mundo hablan en árabe y él solo hablaba francés, por lo que para ellos era catalogado como racismo. "Cuando decía que era panameño no me creían... Yo tengo ascendencia argelina por parte de mi papá. Esto que viví me causó gran dolor, como alguien te juzga por tu color de piel o apariencia".

Actualmente, este joven de 25 años es dueño de su propio restaurante, llamado Fauna Bistró.

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