Una vacuna universal a la orden
Investigadores de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, han desarrollado una vacuna universal contra la gripe que ha demostrado ser eficaz contra todas las cepas que actualmente se conocen del virus, según informó el pasado lunes el periódico The Guardian.
Según informan los autores de este hallazgo, esta terapia, que ha sido ya probada en pacientes afectados por esta enfermedad, actúa contra una parte del virus gripal diferente a la del resto de vacunas tradicionales, por lo que no será necesario reformular la vacuna cada año.
El problema de la gripe es que tienes muchas cepas diferentes. En concreto, su mecanismo de acción se dirige hacia unas proteínas que están en el interior del virus, las células-T, comunes en todas las cepas, a diferencia de las zonas externas, que son más susceptibles de mutar.
Creen en su beneficio
En el estudio han participado un total de 22 voluntarios sanos a quienes se contagió con la cepa Wisconsin del virus H3N2, aislada por primera vez en 2005. De ellos, sólo la mitad fueron vacunados previamente con esta nueva vacuna.
Resultados esperados
Tras controlar sus síntomas dos veces al día, observaron que la vacuna funcionó como estaba previsto y "hubo menos personas vacunadas que acabaron contrayendo el virus".
Aunque es un estudio con pocos pacientes, aseguran sus autores, los resultados son "significativos" porque es la primera vez que se prueba en humanos una vacuna que actúa contra las células T y demuestra ser efectiva.
"El problema de la gripe es que tienes muchas cepas diferentes", ha explicado Adrian Hill, director del Instituto Jenner de Oxford donde se ha desarrollado esta vacuna, lo que hace "necesario tener vacunas nuevas con las que se pueda contar rápidamente".
Por ello, con esta vacuna universal se ahorrará el tiempo y la inversión que requiere el desarrollo de nuevas vacunas para luchar contra las nuevas cepas que vayan surgiendo.
Evitará desabastecimientos
Según explican, la fabricación de la gripe estacional suele durar cada año unos cuatro meses, y en caso de que el virus actúe con excesiva virulencia, como sucedió con la gripe A, cualquier retraso conlleva un aumento de infectados y fallecimientos antes de que la vacuna esté lista.