Después de casi medio siglo en el poder y con 81 años a cuestas, Fidel Castro decidió renunciar a la Presidencia de Cuba, de la cual se había desligado el 31de julio de 2006, por motivos de enfermedad.
La leyenda viviente de la izquierda mundial declinó su reelección como jefe de Estado que debía definirse el 24 de febrero. Su sucesor será anunciado cuando el Parlamento cubano se reúna para renovar al Consejo de Estado, pero se da por descontado que sea su hermano y vicepresidente Raúl Castro, el candidato para sucederlo.
Raúl Castro con una personalidad enigmática e imagen de pragmático, está al mando de las Fuerzas Armadas y todo indica que tratará de colocar en puestos claves a sus estrechos colaboradores como Aberlardo Colomé, Julio Casas y �lvaro López. Es probable que civiles como Carlos Lage y Ricardo Alarcón, jueguen un papel importante en la nueva época raulista.
Aunque no se vislumbra una apertura democrática en Cuba, hay quienes estiman que bajo el control de Raúl podrían liberarse algunos de los controles en materia económica y que se reduzca el tradicional discurso antiimperialista que fue el sello que distinguió a Fidel, desde 1959.
El comunismo que impera en Cuba deberá asimilar que los nuevos tiempos reclaman reformas. Al final, el bloqueo contra la isla caribeña no sirvió para derrocar a Fidel Castro, que supo primero buscar el auxilio económico de la Unión Soviética, y más recientemente el apoyo petrolero de la Venezuela de Chávez.
Estados Unidos por ahora se mantiene a la expectativa y no ha cometido nuevamente errores de evaluaciones sobre lo que sucede en Cuba. A lo mejor, la Casa Blanca y sus agencias de inteligencia prefieren esperar las acciones de Raúl o el hombre que suceda a Fidel.