Hace algunos años, el Gallego Miranda y Manuel Cambra recopilaron unos "Recuerdos del PRD y la dictadura" que vale la pena traer a colación ahora que Tinmartín promete "cero corrupción". La lectura de la recopilación es de lo más provechosa para los jóvenes que no vivieron esa época de ignominia que ahora no se acuerdan de los desmanes del PRD.
Hay allí referencias a artimañas muy ventajosas para obtener los mayores rendimientos posibles del ejercicio del poder: El negociado de Karnes, S.A.; los 300 buses CUTSA, importados a un sobreprecio exorbitante; los milloncitos del Sha de Irán, con los cuales el depuesto monarca compró su asilo en la Isla de Contadora.
Corrupción-dicen los autores-"es haber hecho y regalado con plata de nuestro pueblo, una barriada en Montería" (Colombia). Y nos recuerdan que en la construcción del Aeropuerto Internacional de Tocumen, se "invirtieron" más de 60 millones de balboas, cuando la obra debió costarnos mucho menos.
La COFINA, otra entelequia perredista, financió los proyectos más estrambóticos: fábricas de cal, de pilas, de envases de vidrio, de papel, de fundiciones de acero, de fertilizantes; procesadoras de marañón, etileno, palma aceitera; plantas de trituración de grava; y cuanta bribonada se les ocurriera a los jefes militares o sus amanuenses civiles. En ese relajo se perdieron más de 100 millones de balboas. Pero--�qué importa! Sólo era plata del pueblo, administrada por el PRD. Cero corrupción, �verdad?