El hoy subteniente Héctor Manuel Villarreal permaneció 20 días conectado a un ventilador artificial que lo mantenía con vida. Ya se estaba analizando desconectarle los aparatos, pero el entonces agente se aferró a la vida, y salió del coma que lo mantenía aislado del mundo.
Para ese 7 de agosto de 1995, se desarrollaban protestas de obreros de la construcción y grupos estudiantiles contra las reformas al Código de Trabajo, promovidas por el mandatario Ernesto Pérez Balladares.
Por un milagro estoy vivo, reconoce Héctor, quien 15 años después ostenta el grado de subteniente y actúa como supervisor en el cuartel de Santa Marta.
Villarreal recuerda sólo lo que sus familiares le han contado. Lo sucedido no le ha borrado su felicidad, amor por cumplir con el deber de ser policía, y que, pese a las secuelas que dejó el golpe que casi le quita la vida, no guarda rencor contra quien le dejó marcadas para siempre varias heridas y diversos problemas de salud.
�Recuerda cómo fue ese día?
Soy fundador de la Unidad de Control de Multitudes, salimos de la base en Curundú, y nos mantuvimos dentro del carro de la Policía, hasta que se dio la orden. Yo era escudero, iba en fila recta para dispersar. Era el antepenúltimo de la fila. �Qué suerte!
�Cómo se dio el hecho cuando le cae el bloque?
Oí un ruido, "boooooom", cerré los ojos, no supe más. Me cuentan que el casco quedó en pedazos y también el escudo de plástico que me protegía.
�Dónde estaba usted?
Estábamos en los predios de la Embajada de los Estados Unidos, en un edificio que se encontraba a un costado, procedimos a dispersar a los manifestantes, nos tiraban piedras y del séptimo piso me tiraron el bloque.
�Qué sucedió después?
Quedé como por 20 días en coma, en el Hospital Santo Tomás. Estuve 3 meses en Cuidados Intensivos, ayudado por la máquina.
�Cree que fue un milagro?
Estuve 5 minutos fuera de este mundo, y me estaban llorando mis familiares y mi esposa, Vilma. Además, la máquina la necesitaban para otro paciente y la desconectaron, pero después comencé a dar señales de vida.
Villarreal soñó siempre con entrar en la institución inspirado en su tío, quien fue parte de Los Pumas de Tocumen.
Este hombre de 44 años ingresó a la Policía en 1986, y ya han pasado 23 años desde que decidió ser un uniformado y le faltan seis años para jubilarse. Pese a las dolencias que le aquejan, como fueron las lesiones de fractura en su cabeza, en la clavícula; los chistes y la alegría denotan que el accidente quedó atrás.
�Sabes cómo me llaman?
Me dicen "Bloque" o "Cabeza de bloque". Las secuelas que le quedaron no son más que mareos, dolores de cabeza, también tiene afectada la visión y persisten las lagunas mentales.
�Cómo fue su recuperación?
Estuve tres meses en el hospital, y no recordaba nada. Cuando estaba en la casa, mi esposa me hablaba y no la reconocía. Estuve 2 años en recuperación, ahora estoy pensionado por riesgos profesionales.
�Tuvo el apoyo de alguien o estuvo desamparado?
Le doy gracias a "El Toro" -presidente Ernesto Pérez Balladares-, me dieron un hogar nuevo, dejé de vivir en una casa de madera. Las dos escuadras, en las que pertenecían mis compañeros, me ayudaron económicamente, además, me cuidaban en la casa para que no me fueran hacer daño.
�Tiene algo que decirle a quien lo agredió?
No vi a nadie, pasé meses sufriendo, me paré y estoy aquí. Les digo a los compañeros de allá -obreros de la construcción- que no es necesario cerrar las calles, que busquen el diálogo, que la violencia genera violencia.
�Que sintió al ver la manifestación de esta semana?
Eso duele, me recuerda lo que ocurrió, y que le hagan daño a otro.
Villarreal sigue haciendo rondas en sectores que son áreas rojas, en suburbios como Cerro Cocobolo y Samaria.
Este policía, que reside en El Mirador de Torrijos Carter, reconoció que dentro de todo lo malo que le aconteció, hubo también cosas buenas que le llegaron, seguir cumpliendo con su deber de policía y padre de familia.
VIDA
Hubo un momento que el monitor cardiaco dejó las curvas y quedó línea recta... la muerte tocaba puerta, pero no era la hora. El antimotín Villarreal resucitó.
