El grupo de exterminio que ejecutó a 30 personas en un suburbio norte de Rio de Janeiro, disparó tiros de gracia en las cabezas y rostros, según el resultado de las pericias realizadas en los cadáveres divulgado ayer.
Los informes realizados por el Instituto de Criminalística Carlos Eboli (ICCE) de esta ciudad revelan que los asesinos -al menos 10 policías militares, según las investigaciones - se acercaron a por lo menos ocho de las víctimas y les dieron un disparo final en la cara, la cabeza o la nuca, tras haberlos dejado malheridos.
Esta práctica es común entre asesinos a sueldo y grupos de exterminio para eliminar cualquier posibilidad de sobrevivencia de la víctimas y evitar que los puedan identificar posteriormente.
El laudo del ICCE también demostró que al menos siete personas fueron asesinadas con disparos que salieron de una misma pistola, calibre 40. En total, 31 proyectiles fueron extraídos de los cuerpos de las víctimas y están siendo analizados para saber si las armas con las que fueron disparadas pertenecen a los policías sospechosos de la matanza.
Once policías son acusados por sus superiores de haber cometido la masacre. Siete de ellos ya recibieron una orden formal de la justicia para ser detenidos.
La matanza ocurrió la noche del jueves pasado en la zona norte de Rio de Janeiro. Un grupo armado abrió fuego en el barrio de Nueva Iguazú, matando a 18 personas y una hora después repitió la operación en la comuna vecina de Queimados, asesinando a otras doce.
Este jueves, una misa ecuménica será oficiada al aire libre, frente al bar de Nueva Iguazú donde murieron nueve personas, al cumplirse el séptimo día de los fallecimientos.