EDITORIAL
Mensaje a los chiricanos
La provincia de Chiriquí
está viviendo la euforia de haber logrado el campeonato nacional
de Béisbol Mayor al obtener la Copa "Reversión del Canal".
Es la octava vez que la representación del Valle de la Luna gana
un gallardete, lo que la confirma como la máxima exponente del pasatiempo
favorito de todos los panameños. Los campeones, que disfrutaron un
recibimiento apoteósico, una vez pasada la algarabía de las
celebraciones deben poner los pies en tierra y no dejarse embriagar por
la fama efímera del triunfo recién obtenido.
Los productores chiricanos son actualmente víctimas de la cruel
política gubernamental de la rebaja de aranceles, lo que tiene al
borde de la ruina económica a los empresarios agrícolas y
pecuarios, así como a los trabajadores del campo. Eso lo deben tener
presente por cuanto el Estado ha castigado con una política incoherente
a los chiricanos que resienten la merma de sus ganancias en todos los rubros.
Es menester que los chiricanos no se dejen seducir por el espejismo de
una victoria cuyos efectos son pasajeros porque es evidente que la gloria
es efímera, la ocasión es propicia para que las fuerzas vivas
chiricanas retomen las jornadas de concienciación y de protesta para
que mejore su situación. Los chiricanos como los otros pueblos del
país deben tener cuidado en no escuchar los cantos de sirenas de
los políticos que prometen una redención económica
que están muy lejos de cumplir. Es bien sabido que Chiriquí
es una provincia progresista que no se va a dejar alucinar por un triunfo
deportivo, por lo que exhortamos a los del Valle de La Luna a reanudar sus
peticiones y demandas para que la provincia del Barú recobre su nivel
económico de otrora.
Orgullosos de su área, los chiricanos han dado muestra de laboriosidad
en todos los períodos. Pero ellos son también panameños
y sus productores agropecuarios no merecen el trato de castigo que les está
dando el actual gobierno, sino la rectificación o eliminación
de las políticas arancelarias así como los tratados que se
han firmado con la Organización Mundial de Comercio. El gobierno
parece no entender aquel mensaje bíblico de "A los tuyos con
razón o sin ella" y la prioridad debe ser el bienestar de nuestro
pueblo que está sufriendo por decisiones erráticas. Este gobierno
de viajes faraónicos y que incrementó la pesadilla de las
privatizaciones, dentro de pocos meses dejará de serlo. Esperamos
que las puertas que se abran en el nuevo milenio traigan más prosperidad
a esta nación que le vendieron la ilusión engañosa
de "El pueblo al poder"
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