Sor Catalina Labouré, humilde sierva de la Santísima Virgen María, cargada de gracia celestiales, a favor de los que os invocan con fe, con bondad, devoción y sacrificio, vedme a tus pies agradecido por lo mucho que has hecho y sigues haciendo por mí. Vedme ante tu imagen, suplicándote con humildad un rayito de luz que ilumine mi mente y abrase nuestro corazón en vuestro servicio, a fin de estar siempre contigo para bien de mi Dios Padre Eterno y de la Iglesia. P.D. de la Basílica Virgen de Guadalupe.
�Sabes tú, curioso cristiano, quién en este señor? Paladín de la causa bíblica en Panamá, especialmente en la creyente y cooperadora comunidad de San Francisco de la Caleta. La amistad con el pueblo le dio la oportunidad de conocer, por primera vez sus problemas y sus necesidades. Su templo es el centro de sus aspiraciones litúrgicas. Positivos méritos respaldan la personalidad del confesor espiritual de la muchedumbre que lo frecuentan día a día.
El hombre egoísta se entorpece en aceptar el elogio que se hace de alguien merecedor de ella. El P. Jaime es un cristiano de primer orden que se confiesa con la santidad de su vida carismática atrayente. En su homilía está el documento único que Cristo dio al hombre para vivir el amor. �l sabe y lo da a comprender, que si amamos, nuestra vida será felicísima; sus convincentes sermones lo inducen a conocer los intereses de la Iglesia.
El P. Jaime, sacerdote de prodigioso talento, verídico teólogo creó de la noche a la mañana un evento valioso, una actividad relacionada con la política. Los cuatro representantes parlantes hicieron gala de su confidencia política. Todo lo que hicieron estuvo más o bien halagador.
El P. Jaime tomó el Evangelio en forma activa; señaló que la religión no sea pretexto para quebrantar la ley de Dios, ni tentación para lograr efímero éxito. �Dios mío! Quédate siempre con tu defensor. Que la religión no sea tentación del engaño para destruirnos sin piedad. Loor al proclamador del evangelio.