Sentarse al lado de una persona enferma y acariciarle la mano es un impulso natural para la mayoría de las personas, pero un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Academia Sahlgrenska (Suecia) ha demostrado que, además de producir una sensación agradable, el acto de acariciar la piel puede ayudar a aliviar el dolor.
Los investigadores realizaron estas pruebas en un grupo de personas sanas empleando una técnica denominada microneurografía. �stas determinaron que las señales que se producen al acariciar la piel circulan por una ruta directa hasta el cerebro y por esta razón ayudan a calmar el dolor. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Nature Neuroscience.
"Básicamente, las señales que indican al cerebro que se está produciendo una caricia tienen su ruta particular y directa hasta el cerebro y no quedan bloqueadas ni aún cuando el cerebro está recibiendo impulsos de dolor en la misma área", afirmó Line Loken, estudiante de posgrado en la rama de neurofisiología en la Academia Sahlgrenska.
"De hecho", añadió, "es más bien lo contrario: los impulsos relativos a las caricias son capaces de amortiguar los de dolor".