Con la previsible victoria del candidato del PRD, Martín Torrijos, el pasado dos de mayo, se pone en riesgo un tema muy cuestionado por toda la comunidad panameña: el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.
Miles de panameños votaron en contra del Gobierno saliente de la presidenta Mireya Moscoso, no solo por su incapacidad manifiesta en defender los derechos del pueblo. Sino, también en que promovió políticas desagradables como el impuesto en los bienes y servicios, además de implementar un secretismo descarado con los puntos negociados en la primera ronda del pacto comercial bilateral con los gringos.
Todo el mundo sabe que una apertura sin barreras arancelarias destruirá el sector agrícola panameño, sucumbiendo ante la llegada de frutas, verduras, legumbres, el trigo y el arroz subvencionado de Estados Unidos.
De igual manera, Washington no ha querido revelar cual es su interés en tocar insistentemente el tema de los profesionales panameños y la cuestión laboral, de ignorar el problema migratorio, puesto que muchos ciudadanos istmeños tienen dificultades en conseguir visas hacia Estados Unidos, para viajar y laborar en dicha nación.
El TLC de EU es un engendro al servicio de su política hegemónica, que desde 1903 ha mancillado la soberanía panameña mediante pactos humillantes.
Incluso, ya los negociadores norteamericanos se atreven a pronosticar que Estados Unidos va a poner especial atención a los temas de servicios, sociedades anónimas y bancos. Otro punto es la protección de la propiedad intelectual.
Para George W. Bush, se considera de "alta prioridad" lograr que Panamá cambie su defensa de la importación de carnes procesadas en plantas estadounidenses.
Para el PRD, de seguro habrá una enorme presión de parte de Washington frente al tema del TLC bilateral: Algunos círculos de la tendencia ideológica en el partido de Omar rechazan ceder terreno al pacto comercial.
Empero, en el frente empresarial y en los grupos acomodados que apoyaron a Martín Torrijos, un TLC sería "coronar la victoria del hijo del general", pues bajaría la natural desconfianza de los republicanos en la Casa Blanca, en especial el "clan Bush", hacia los gobiernos social demócratas del PRD.
Es inminente una ola de protestas populares contra el TLC Panamá - Estados Unidos. Y para Martín Torrijos, esta será su prueba inicial: Igual que Shakespeare, "Ser o no ser, hacer o no hacer".
Será mejor que Torrijos "descarte aprobar el TLC que negocia Mireya Moscoso" y los gobierno saliente, para evitar "caer mal" de comienzo al pueblo panameño. Si hace lo primero, tendrá el respaldo de mucha gente que todavía desconfía de él.
