El Presidente electo Ricardo Martinelli, proclamado oficialmente anoche por el Tribunal Electoral, parece que no tiene intenciones de bajar el ritmo, incluso tras 10 años continuos de vertiginosa campaña política.
Así lo parece indicar su actitud durante los primeros días posteriores al 3 de mayo. La primera reunión de transición gubernamental con el Presidente saliente Martín Torrijos, fue una sesión maratónica de 6 horas, en la que la administración actual se comprometió a presentar informes detallados de las 72 instituciones que componen el aparato gubernamental.
Ya han salido a relucir varios nombres para la conformación del gabinete de Martinelli, y este no ha esperado a tomar posesión para lanzarle una advertencia y un plazo a la Junta Directiva de la Caja de Seguro Social en cuanto a arreglar definitivamente el problema de las citas médicas.
Martinelli y su equipo parecen estar tomando nota de la transición y 100 primeros días del Presidente estadounidense Barack Obama, quien en ese lapso ha lanzado iniciativas casi a diario, generándole elogios, pero también críticas de que ha querido abarcar mucho en muy poco tiempo.
Guardando proporciones -ya que la magnitud de los problemas de EEUU y Panamá son totalmente diferentes- debemos coincidir en que al igual que Obama, efectivamente la administración entrante no tiene tiempo que perder. Vivimos actualmente una serie de crisis en seguridad, educación y el sistema de salud, además de que los precios de los productos básicos están por las nubes.
Los beneficios del boom económico del último quinquenio no llegaron a la gran mayoría de los panameños, y para rematar, han comenzado a sentirse los efectos de la crisis financiera y económica mundial. Definitivamente que no se puede andar con rodeos.