Los niños no olvidan, sobre todo cuando hay un incidente violento.
Severino Mejía, del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá, afirmó que si un niño ha registrado un hecho de sangre puede sufrir consecuencia en su personalidad.
Se pueden producir trastornos en su personalidad, por lo que en este caso, donde un menor de 5 años presenció un asesinato, es obligación del Estado dar atención inmediata y es el Ministerio de Desarrollo Social el que debe encargarse del niño, y a través del gabinete de prevención iniciar un tratamiento con psicólogos y trabajadores sociales.
El menor es, en este hecho violento, una víctima indirecta, y necesita el vínculo afectivo de su madre, ya que está en la etapa de protección materna, por lo que puede afectarse su proyección social.
Sobre las secuelas que podría dejar un mal tratamiento o el no seguimiento a la víctima, eso no puede ser especificado porque todos los seres humanos actúan de manera diferente, pero el hecho no se olvida.