El conservador Nicolas Sarkozy sucedió a Jacques Chirac en el Elíseo, con una promesa de unión y apertura, de "romper" con el pasado, cumplir "la palabra dada" y obtener "resultados".
Diez días después de ganar las elecciones, Sarkozy, de 52 años, asumió el cargo en una solemne ceremonia de traspaso de poderes con su ex mentor Chirac, que duró en torno a una hora.
El vigésimo tercer presidente de Francia y sexto de la V República se unió a los aplausos del personal del Elíseo para despedir a Chirac.
Posteriormente, Sarkozy viajó a Berlín para reunirse con la canciller alemana Angela Merkel, y ambos se mostraron dispuestos a ponerse a trabajar juntos, con el propósito de "sacar a la Unión Europea de la parálisis" que se encuentra tras los rechazos francés y holandés en sendos referendos sobre la Constitución en 2005.