Maiércoles 9 de junio de 1999

 








 

 


FAMILIA
La conducta sexual de la juventud taiwanesa

Tomado de
Sinorama

Una estudiante, a la que llamaremos Chang Ping, y que estudia tercero de bachillerato elemental en Taipei, es un ejemplo entre un grupo innumerable: "Una chica no puede rehusar diciendo que sus padres le prohiben el sexo. El chico la insultará por estar anticuada".

Chang Ping describe su "primera noche": "Mi novio me dijo: si no quieres es porque quizás no me amas lo suficiente". Temiendo que su novio se enfadara o la dejara, Chang Ping, medio obligada y queriendo a medias, se embarcó en su primera experiencia sexual. Pero el amor comprado con el propio cuerpo no dura mucho, y ahora Chang Ping ha recuperado su propia voluntad.

Afortunadamente, no está muy preocupada por haber perdido si virginidad. "Por favor, ¿en qué siglo estamos? Tampoco iba a estar toda la vida con él". Pero, ¿qué pasará si se enamora de un chico que exige la virginidad de su futura esposa? Sonriendo y sin mostrar preocupación por eso dice: "¿Pero quien se va a enamorar de tal carca?".

DIVORCIO, MATRIMONIO TARDIO, SOLTERIA

La Sra. Lu, tía de Chang Ping, empresaria, explica que conociendo el trasfondo familitar de la chica, "no se le puede echar toda la culpa". Tanto la Sra. Lu como la madre de Chang Ping se divorciaron de sus esposos después de más de diez años de matrimonio porque estos mantenían relaciones extramaritales. Ambas mujeres habían aceptado los consejos y advertencias de su juventud y habían mantenido su virginidad hasta el matrimonio, todo para conseguir una familia destruida después de diez años de construirla.

La Sra. Lu pregunta: "¿Asegura la castidad la felicidad matrimonial?" Puede que ser sexualmente conservadora sea algo bueno, un ideal, pero no es una restricción que valga sólo para la mujer. Una vez que se ha hecho una promesa, el hombre debe contenerse: sólo se puede hablar de "virtud" si está construida en la igualdad de hombre y mujer.

En su círculo de negocios, la Sra. Lu conoce muchas mujeres mayores que se han divorciado. Con un suspiro, recuerda que las mujeres de su generación pensaban que "proteger su cuerpo" era lo más importante de la vida porque una mujer debería tener "un compañero para toda la vida". Pero con la tasa de divorcios subiendo cada día, y que seguirá subiendo en la generación de Chang Ping, ¿de qué sirve el insistir que los hijos conserven las costumbres de los mayores?

Por supuesto, no importa cómo cambie la sociedad, todos los padres esperan que sus hijos actúen con dignidad y respeto propio. Lo que pasa que, con las exigencias que se hace a los hijos para que "triunfen", obteniendo un Master o un Doctorado, y un buen trabajo aun antes de casarse, como el hijo mayor de la Sra. Lu, que con 25 años está retrasando su boda con su novia hasta que sean capaces de comprar una casa, es poco realista esperar que los jóvenes se pasen todo el tiempo solos en su habitación esperando el día de su boda; y esto lo sabe muy bien la Sra. Lu.

Y comenta: "Cuando los hijos cumplen los 20 años pueden ser responsables de sí mismos. Por eso le dejo que tome sus decisiones". Aunque no hay una edad fija que asegure la madurez y el carácter ­en todos los escándalos recientes era gente mayor, con educación y estatus social- no hay otro remedio para resignarse y dejar que la situación siga su curso.

MAS LENTO Y MENOS

Lin Yen-chin mira el asunto desde una perspectiva histórica. Comenzando por el hecho de que "la adolescencia a la madurez son los años de más vitalidad y mayor deseo sexual", Lin señala que la Julieta de Shakespeare sólo tenía 14 años cuando se enamoró perdidamente. También, hoy al final de siglo, es normal que las mujeres de Taiwan se casen a los 16 años.

 

 

 

 


 

BOLETIN COMUNITARIO
Se busca a Héctor Gallego: un sacerdote mártir

Podrían reubicar el Primer Ciclo de Tocumen por contaminación ambiental

 

PRIMERA PLANA | PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | REPORTAJES | VARIEDADES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


 

 Copyright 1995-1999, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.