EDITORIAL
Héctor Gallego en el recuerdo
A medida que pasan los años,
pareciera desvanecerse el recuerdo del sacerdote Héctor Gallego,
quien fue puntal en la organización de las cooperativas de Santa
Fe de la provincia de Veraguas y que "desapareció" misteriosamente
durante la dictadura.
En este caso, no son todos los que son, ni son todos los que están,
los culpables. Como nunca se encontró el cadáver del sacerdote
colombiano, mucho se ha especulado sobre este crimen sin castigo de un ferviente
disidente de la política de aquellos años de terror.
La Iglesia Católica fue la que dio la clarinada para esclarecer
la desaparición del padre Gallego, sin embargo, alabarderos del régimen
de turno pronto salieron a eximir la responsabilidad de los que gobernaban.
El asunto que trascendió internacionalmente, nunca fue bien aclarado
y en el juicio a los presuntos culpables sólo se condenó a
militares que a juicio de observadores políticos, tenían menos
responsabilidad que los verdaderos cabecillas que ordenaron la "desaparición".
La dictadura deja muchos crímenes sin castigo y hay quienes
propugnan por el perdón a militares involucrados en estas atrocidades.
Héctor Gallego dejó una huella de liderazgo en las comunidades
que trabajó y su recuerdo trasciende. Por lo que los campesinos ven
en él un estandarte, antorcha y guíam,a sus sentimientos reivindicativos.
Creemos que se debe profundizar en este caso y las autoridades deben
desplegar sus mejores esfuerzos para aclarar de una vez por todas lo que
realmente le ocurrió a Héctor Gallego. La grey católica
lo reclama y también la justicia, porque los culpables de esta "desaparición"
aún andan en las calles y gozan de impunidad.
Los grupos civilistas, los cristianos y todos aquellos que adversaron
a la dictadura militar, deben volver a unir sus fuerzas para que el panorama
se aclare y resplandezca la verdad. En la medida que eso se haga, podremos
decir que un sol de democracia y de justicia brilla en el firmamento istmeño
y se proyecta a un destino basado en la libertad.
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